Meditar es un gran placer para los que solemos practicarla, ya que nos sentimos refujiados en ella. Pensar en incluir a nuestros ángeles a las meditaciones diarias es un plus para mantenernos en armonía constante. Solemos estar tan abrumados que sufrimos sin recordar que tenemos toda la ayuda y el consuelo del mundo. A partir de este momento voy a compartir contigo una experiencia que tuve en una sesión de meditación con mi ángel guardián hace ya alrededor de 3 años. Ciertamente hice esta meditación sin saber si era efectiva, ni tampoco si lo estaba haciendo bien, por eso cabe resaltar que no es necesario ser un experto ni tener años de meditar ya que esta fue una de las primeras meditaciones que practiqué.
Este ejercicio lo saque de un libro que me compre sobre ángeles ya que deseaba saber de ellos.Pues bien, voy a darte los pasos y luego te comentaré cual fue mi resultado.
El invernáculo angelical
ATENCIÓN!... ANTES DE SEGUIR... APAGA TU TELÉFONO!
- Cierra los ojos y aspira profundamente, relajate y comienza a liberar cualquier tensión de tu cuerpo. Siente los músculos y los huesos, percibe tus órganos internos. Quédate muy quieto dentro de tu cuerpo para sentir como palpita de vida.
- Imaginate sentado tal como estas, en medio de una estructura grande y cristalina, como un invernáculo. Te rodean bellas plantas, arboles y flores. Hay un estanque con peces de colores intensos y una fuente de luz irisada.
- Ahora espande tus sentidos. Oyes el chapoteo de la fuente?¿Escuchas los gorjeos de los pájaros y el sonido del viento. ¿Sientes una brisa suave que te acaricia la frente con suavidad? Huele el aire fragante de lilas, claveles y rosas.
- Siente o percibe que tu ángel avanza hacia ti, radiante de luz verde y dorada. Posa una mano ligera en tu hombro, te acaricia la espalda y la mejilla. Mientras tanto, siente esa luz curativa, verde y dorada, que también comienza a llenarte el cuerpo.
- Experimenta en el cuerpo un sensación de liviandad; te sientes más suave, más fluido, a medida que te invade esa luz verde y dorada. Te estas volviendo tan vital y hermoso como todos los seres vivos que crecendentro de tu invernáculo angelical.
- Ahora tu corazón esta inundado de luz verde y dorada. Se vierte por tu torrente sanguíneo, entrando en todas las células de tu cuerpo, desde lo alto de tu cabeza hasta la punta de tus pies.
- Si hay en tu cuerpo un lugar que necesita atención especial, pide a tu ángel que ponga allí las manos y la punta de las alas; abrete para recibir las tiernas caricias, para sentir como se llenan de luz tus sitios doloridos. Absorbe fuerza y consuelo, curación y equilibrio.
- Cuando te sientas íntegro y curado, agradece a tu ángel la amorosa atención que ha prestado a tu cuerpo, mente y espíritu, y observa como desaparece por el abundante follaje.
- Cobra lentamente conciencia de tu respiración; sientete en tu cuerpo y en el sitio donde estás senado, sin prisa, vuelve a tu habitual estado de vigilia consiente.
Este ejercicio, es efectivo en su totalidad desde el primer intento, si es que logras concentrarte adecuadamente, si esto no ocurre así contigo, sigue practicando y veras que algo diferente te dará.
Lo que me ocurrió a mi en esta meditación fue lo siguiente. Cuando era niña caí de un muro de unos cuantos metro, no fue de cara ni de espaldas sino que caí literalmente sentada. Esto hizo que se me dañara la columna. Por esta razón, por años sufría de dolores intensos en la espalda sin solución.
Cuando realice esta meditación con mi ángel, le pedí que posara sus manos y la punta de sus alas en mi espalda visualizando esa luz verde y dorada penetrando en mi columna. El caso es que, al instante que terminé la meditación , abrí mis ojos y algo había cambiado... no me dolía nada. Hasta ahora puedo decir que sigue siendo efectiva esa primera vez porque no la volví a realizar a causa de ese motivo, sino por otros pero nunca más me volvió a doler la espalda. Espero que te sea útil a ti!
No hay comentarios:
Publicar un comentario