Hoy recordé que me gusta esta música y me parece muy armoniosa para la meditación. Por eso les comparto. Es hermosa para hacer silencio ademas de que tal vez nos encontremos con una naturaleza emocional más pacifica. Espero que les guste...
27 dic 2013
18 dic 2013
Curación De Emociones En los Chakras...
A lo largo de todo este tiempo que he estado escribiendo y compartiendo las meditaciones y ejercicios que conozco con ustedes he hablado bastante de los Chakras porque son importantes y porque son nuestros centros energéticos espirituales y con su energía estable armonizamos. Para los que son de otras culturas o no entienden mucho en este termino, los Chakras en teoría son el equivalente a lo que en la cultura China llaman Dan Tien, este es un centro donde se concentra el Chi. El Dan Tien seria el segundo Chakra, Para saber más de el puedes buscar en el blog el articulo que lo detalla.
Habiendo dicho esto, quisiera comentar sobre un descubrimiento que hice en la practica, esto fue por casualidad pero funciona, yo aprendo igual que ustedes, todos somos maestros y alumnos me toco ser alumna de la casualidad y ahora se los enseño.
Como sabemos todos, los Chakras tienen que ver con la energía y la energía se afecta de modo fluido o estancado según las emociones, esto quiere decir por ejemplo que si nos frustramos la energía cambia y directamente afecta el Chakra tres que es el de color amarillo (logros). Cuando esto sucede tanto en este Chakra como en cualquier otro se logra percibir (por lo menos en mi caso) porque duele la zona. En cuanto detectamos esta dolencia que es evidente en su profundidad, lo que se puede hacer para curar esa emoción rápidamente es enviar energía desde el Chakra Corazón(que es el verdecito que se encuentra en medio del pecho y que es la conexión más sensible con nuestras emociones) hasta el Chakra afectado esto es cuestión de segundos es muy rápido.
Al hacer esto lo que provocamos es un estimulo directo que hace que limpie el centro energético del efecto que nos dejo la emoción. Es una forma sutil de curación emocional. Recordar practicarlo nos será útil para evitar que las emociones de impacto negativo lleguen a afectar de modo incidente tanto a nuestro estado de animo como a la saludo de nuestro cuerpo.
12 dic 2013
Meditación, Mente y Conciencia
Sabiendo esto, me pregunto ¿como la meditación podría ser utilizada en beneficio? ¿Como los especialistas podrían utilizar la meditación como mecanismo de ayuda para traer a la persona a su sanación? Tal vez si se pudiera encontrar la forma de invertir la técnica meditativa, es decir nosotros utilizamos la meditación para aislarnos de la mente, cosa que ya me esta sonando contradictoria por la sencilla razón de que el equilibrio no se obtiene alejándose a una sola parte de la existencia, negando la participación de la mente para sentirse en plenitud espiritual ya que somos seres espirituales en cuerpos físicos y el equilibrio esta en armonizar ambas partes. Aislarnos de la mente nos ayuda para tranquilizar los pensamientos si es que estamos inversos en demasías físicas pero no se puede caer en exageración, el punto perfecto siempre sera el medio, como cualquier balanza.
Entonces, volviendo a lo de la enfermedad mental, para mi entender si los médicos se instruyen en el equilibrio del ser humano en su totalidad, podría con la meditación ayudar a traer al paciente a su conciencia de estar en un mundo tan físico como espiritual y tal vez también pueda en este proceso limpiar con mas facilidad los traumas del subconsciente ya que en su estado puede acceder con mas facilidad que un psicólogo tratando de entender algo que esta en el subconsciente hablando con la conciencia del paciente tratado.
Por otra parte tal vez se debería revisar en cuidado el uso de las drogas ya que estas activan funciones fisiológicas pero no actúan directamente en el problema crisis de conciencia por tanto, estas solo pueden aliviar el descontrol de la crisis.
Tal vez un día se desarrolle una técnica de meditación que se acople a la medicina para ayudar a sanar a personas que sufren esto y traerlas de vuelta a casa...
26 jun 2013
La Iluminación: El Ideal Del Desarrollo Humano Parte 3
Capitulo 3 - El Significado de la Comunidad Espiritual
En el primer capítulo hablamos de algo muy sublime, nada menos que del Ideal de la Iluminación Humana.
En el segundo capítulo hablamos de experiencias bastante avanzadas, bastante elevadas, experiencias a las que tal vez no tienen acceso todos, por lo menos no por el momento.
Pero en este tercer capítulo, hablaremos de algo muy práctico, algo que puede ser relevante para cualquier persona. En esta parte hablaremos del significado de la comunidad espiritual y esto lo haremos simplemente a través de las siguientes preguntas: ¿Quiénes son los miembros de la comunidad espiritual? ¿Dónde podemos encontrar la comunidad espiritual? Y ¿qué es lo que hacen los miembros de la comunidad espiritual para sí mismos y para el mundo?
Antes de
responder estas preguntas quisiera aclarar un posible malentendido acerca de la
palabra espiritual. Hablamos de la comunidad "espiritual", la vida
espiritual y la práctica espiritual, pero surge la pregunta ¿qué queremos decir
con la palabra espiritual? Esta palabra se usa muy a menudo y tal vez
con significados diferentes; algunas veces se usa en un sentido poco preciso y
hasta vago, para disfrazar una pobreza general del pensamiento, o para expresar
un sentimiento de inspiración muy vago. Por esta razón es necesario que
aclaremos el sentido auténtico del término.
El uso que yo
le doy al término, se puede contrastar tanto con lo psicológico como con lo
mundano. Lo psicológico, dentro de este contexto, señala aquello que pertenece
a estados mentales en general, incluyendo procesos y funciones mentales. Lo
espiritual, más específicamente, habla de lo que se conoce como estados
mentales diestros.
Ahora bien,
esto nos lleva a preguntar ¿qué se quiere decir con el término diestro?
Después de todo este término es bastante común en la literatura budista; de
hecho la palabra diestro con su opuesto, torpe, conforman un área
muy importante en todo el campo de la psicología y la ética budistas. El
término torpe aquí está asociado con la ignorancia, el odio y la
avaricia; mientras que el término diestro denota la ausencia de la
ignorancia, el odio y la avaricia. Si lo expresamos de una forma más positiva,
podemos decir que los estados mentales diestros son aquellos que se
encuentran asociados con la tranquilidad y la satisfacción mental, la amistad,
el amor y la sabiduría.
Se puede notar
que en la literatura budista no se habla de "bueno" y
"malo"; no se usan palabras como "pecado" o
"vicio" como en el cristianismo. Cuando habla con precisión, usando
sus propios conceptos filosóficos, lo hace en términos de lo que es diestro y
de lo que es torpe. Este enfoque sugiere varios aspectos importantes; por
ejemplo, que las buenas intenciones no bastan, que la "buena vida"
debe incluir sabiduría y claridad mental. Por lo tanto, en el budismo no
encontramos la figura del "Santo Tonto"; en el budismo esto sería una
contradicción. El uso de la palabra perspicacia, también sugiere que si caemos
en su opuesto, en la torpeza, nos enfrentamos con dificultades e incluso con
sufrimiento; de la misma forma que cuando no sabemos usar un cuchillo,
terminamos cortándonos.
Los tres
vocablos: avaricia, odio e ignorancia, son traducciones de los términos
originales en pali y sánscrito, las lenguas originales de la India, sin
embargo, no nos dan una idea clara del significado real de los términos
originales. Una fuente tibetana puede darnos una descripción más extensa y
detallada. Según esta fuente, la avaricia es el deseo vehemente de poseer
objetos sensuales agradables, tratando de incluirlos en nuestra identidad del
yo, con la esperanza de obtener una sensación de seguridad al formar parte de
nuestro yo. El odio se define como el rechazo basado en el temor y la cólera
que nos conduce a separarnos de objetos que nos resultan desagradables,
tratando de excluirlos de nuestro ego, con la esperanza de obtener una
sensación de seguridad. Finalmente, la ignorancia se define como la insistencia
en no entender cualquier cosa que parece amenazar nuestra identidad, ya que
representa un peligro para nuestra seguridad; creemos que al permanecer
ignorantes preservaremos cierta sensación de seguridad. Estas tres
definiciones, aunque han sido resumidas, son bastante importantes y tienen un
gran alcance.
Con la ayuda de
estas tres definiciones, podemos comenzar a entender lo que es la comunidad
espiritual. Una comunidad espiritual es aquella que fomenta en sus miembros el
desarrollo de estados mentales positivos, diestros, considerados el mejor ideal
posible para todo ser humano, en lugar de estados mentales negativos, torpes.
Asimismo, la
vida espiritual es una vida dedicada al desarrollo de estados mentales diestros
en el sentido más sublime; es una vida enteramente basada en el desarrollo y la
expresión de estados mentales diestros, de paz y satisfacción mental, amistad y
sabiduría. La práctica espiritual constituye así, cualquier método o ejercicio,
cualquier observancia que conduce a erradicar estados mentales torpes y a
desarrollar estados mentales diestros.
Esta distinción
entre estados mentales diestros y torpes puede servirnos de base para
diferenciar varios niveles de experiencia. En primer lugar, existe un nivel de
conciencia en donde solo encontramos estados mentales torpes; en segundo lugar,
existe un nivel de conciencia en donde solo encontramos estados mentales
diestros; y tercero, existe un nivel de conciencia en donde encontramos una
mezcla de ambos. Además puede verse que estos tres niveles de conciencia
corresponden con los tres planos de la existencia. Así, en orden ascendente,
tenemos primero lo que podemos llamar el plano mundano; este es el plano de la
existencia donde los seres están motivados total o parcialmente, por
pensamientos de avaricia, odio e ignorancia. Es un estado en el que los seres
actúan con torpeza, es decir, causan daño a otros seres, toman lo que no les
pertenece, dan expresión a deseos sexuales de explotación, hablan falsedades,
con malicia y crueldad, van creando discordia entre la gente, hablando sin
sentido y estableciendo diálogos frívolos e inútiles. Este es pues, el plano de
la vida mundana.
El plano donde
encontramos una mezcla de estados mentales diestros y torpes es el plano de
conflicto, de lucha y de esfuerzo. Es el plano donde los estados diestros y
torpes están más o menos en equilibrio. En este encontramos a las personas que
se han embarcado en la vida espiritual, aquellos que han empezado a tratar de
evolucionar. De la misma forma que un anfibio es una criatura que vive parte
del tiempo en el agua y parte en la tierra, las personas que se encuentran en
este plano mixto, son anfibios en un sentido espiritual. Estas personas a veces
se comportan de una forma bastante mundana y a veces de una manera bastante
espiritual.
En tercer lugar
está el plano espiritual. En este plano los seres están motivados
exclusivamente por pensamientos diestros: motivados por la fe, la energía y la
compasión, por la felicidad y la lucidez de conciencia. En este plano las
acciones son generosas y puras, se dice la verdad de una forma afectuosa y
amable, se promueve la armonía y la concordia, y todo aquel que escucha se
beneficia.
Como puede
haberse notado a lo largo de este libro, el budismo habla de cuatro niveles de
conciencia: la conciencia asociada con el plano de la experiencia sensual, la
conciencia asociada con el plano de las formas mentales y espirituales, la
conciencia asociada con el plano de la no forma y, finalmente, la conciencia
asociada con el camino trascendental y con el Nirvana. Lo que aquí hemos
llamado el "mundo", corresponde entonces al plano de la experiencia
sensual, y lo que hemos llamado el plano espiritual corresponde al plano de la
forma mental y espiritual, junto con el plano de la no-forma. A veces la
palabra espiritual se usa de tal manera que incluye en su significado el plano
Trascendental, pero yo prefiero mantener una distinción clara entre lo
espiritual y lo Trascendental.
Si vivir en el
mundo significa estar motivados por pensamientos torpes, hablar palabras torpes
y actuar torpemente; y si la vida espiritual consiste en la erradicación
progresiva de estados mentales torpes, el desarrollo de estados mentales
diestros, y finalmente en sentirnos completamente motivados por tales estados,
entonces está claro, que cuanto más nos dediquemos a la vida espiritual, menos
viviremos en el mundo. Esta separación, este abandono del mundo, puede ser solo
mental, sin embargo también puede estar acompañado de la separación física. La
gente a veces pregona que disociarse de algo a un nivel mental, y que el
disociarse física y verbalmente no es importante, sin embargo, muy a menudo no
sabemos si nos hemos disociado realmente de algo hasta que nos hemos separado
materialmente de ello. En el budismo esta separación material del mundo se
conoce tradicionalmente como "Ir hacia Delante"; la renuncia de la
vida hogareña a cambio de la vida errante. Esta consiste esencialmente en
abandonar las actitudes mundanas, los estados mentales torpes. Pero esta no es
una tarea fácil, sobre todo si la gente que nos rodea está inmersa y da rienda
suelta a tales estados mentales, dándole expresión a través de palabras y
acciones torpes, y aún más, esperando que uno lo haga también. Así que surgen
tensiones y conflictos, en tanto que nosotros estamos tratando de cultivar y
desarrollar pensamientos diestros, otros están dejándose llevar por
pensamientos torpes, hasta que un día, o una noche, decidimos que no podemos
tolerar más dicha tensión. Decidimos liberarnos de esa tensión, de ese
conflicto, queremos ser libres para valernos por nuestros propios medios,
libres para desarrollarnos a nuestra manera, diestramente, así que dejamos
todo, nos marchamos, vamos hacia delante.
En la tradición
budista tenemos un ejemplo clásico de este Ir a solas hacia Delante. Esto es lo
que se conoce como el acto de Ir hacia Delante del Buda mismo. Si conocemos,
por lo menos a grandes rasgos la historia del Buda, sabremos que Sidarta, como
él se llamaba entonces, nació dentro de la orgullosa tribu guerrera de los
Shakyas. Al provenir de una familia rica y aristocrática, se encontraba en la
privilegiada posición de satisfacer cualquier deseo que pudiera tener. Tenía
todo cuanto pudiera desear y que el mundo pudiera ofrecer: salud, juventud,
fuerza, riquezas, posición social o educación. Contaba con muchas diversiones,
amigos y un extenso círculo social; también contaba con una esposa y un hijo.
Pero a pesar de que tenía todo, su familia no le podía dar lo que el más
anhelaba. Y aunque él quizás no lo sabía a esas alturas, lo que realmente
quería era algo espiritual, algo Trascendental; por consecuencia sentía que la
vida mundana le oprimía cada vez más, y así un día, decidió dejarlo todo.
Esperó que
llegara la noche, cuando todos se encontraban dormidos montó su caballo
favorito y se marchó, dejando atrás su palacio, su hogar. Se dice que estaba
acompañado de un sirviente fiel que iba corriendo al lado del caballo. Sidarta
cabalgó hasta que amaneció y llego a la orilla de un río, que marcaba la
frontera del territorio de su padre. Entonces desmontó, se corto el cabello y
se afeitó con su espada, intercambiando su atuendo con un pordiosero que pasaba
por allí. Finalmente mandó a su caballo y al sirviente de regreso a casa y
continuó su camino a solas. Y esto es lo que se conoce como el "Ir Hacia
Delante", en este caso de Sidarta, que posteriormente se convirtió en el
Buda. También se le conoce como la "Gran Renunciación", y para los
budistas este es el clásico ejemplo de acto de Ir hacia Delante, no solamente
de una forma mental, sino también en un sentido textual, con el cuerpo, el
habla y la mente. Incluso se podría decir que el acto de Ir hacia Delante
del Buda es el arquetipo del Ir hacia Delante. Después de todo, Sidarta no es
el único que ha Ido hacia Delante, sino que mucha gente lo hizo en los tiempos
del Buda y en todos los períodos de la historia; no solo en el pasado, sino
también en el presente. Quizás por el simple hecho de estar leyendo este libro
también estamos Yendo hacia Delante -no en un sentido literal, sino
mentalmente: Ir hacia Delante dejando atrás algunas de nuestras actitudes
mundanas, algunas de nuestras formas convencionales de pensar, y dejando atrás
ciertas actitudes colectivas.
¿Pero qué
sucede cuando Vamos hacia Delante? Muy a menudo, por supuesto, no pasa nada.
Muy a menudo simplemente continuamos Yendo hacia Delante de una forma
indefinida, permaneciendo a solas. Sin embargo si somos
"afortunados", algo pasa: empezamos a conocer a otros que han Ido
hacia Delante, en la forma en que nosotros lo hemos hecho. Más aún, la gente
que empezamos a conocer no es solo gente que ha dejado cosas atrás, sino que al
Ir hacia Delante se ha comprometido a seguir un camino espiritual, e incluso
comprometido con lo Trascendental. En otras palabras hemos encontrado en este
momento la Comunidad Espiritual.
Podemos estar
pensando ahora que nos ha llevado mucho tiempo llegar al punto de la Comunidad
Espiritual; sin embargo esto es lo que generalmente sucede en la práctica.
Sidarta mismo, nunca se encontró con la comunidad espiritual; por lo menos no
durante su período de Ir hacia Delante. Tuvo que formar una después de alcanzar
la Iluminación. Sin embargo nosotros somos mucho más afortunados, ya que
contamos con la oportunidad de encontrar una Comunidad Espiritual; ¿pero qué es
la Comunidad Espiritual?
¿Quiénes son
los miembros de la Comunidad Espiritual?
Brevemente
podemos decir que los miembros de la Comunidad Espiritual son individuos que
han Ido al Refugio. Son individuos que se han comprometido a lo que se conoce
como "Las Tres Joyas". Antes de decir más acerca de las Tres Joyas,
me gustaría explorar el término "individuo". Los individuos en la
Comunidad Espiritual son personas que han tomado una decisión de una forma
individual e independiente. Han aceptado la responsabilidad de su propia vida y
han decidido que quieren desarrollarse y crecer como seres humanos. Por lo
tanto, la Comunidad Espiritual no es un grupo en el sentido común y corriente;
no es algo colectivo con una mente o alma colectiva. No posee una identidad
colectiva en la que uno pierde su identidad propia o en la que se sumerge. La comunidad
Espiritual es una asociación voluntaria de individuos libres, que están
vinculadas por su compromiso a un ideal, el ideal de las Tres Joyas.
Las Tres Joyas
son, en primer lugar, el Ideal a la Iluminación Humana; en segundo lugar el
Sendero a la Evolución Superior, que está constituido por el Sendero de niveles
de conciencia sucesivamente más altos, desde la auto-conciencia hasta la
Conciencia Absoluta; y la tercera de las Joyas es la Comunidad Espiritual
misma. La Comunidad Espiritual está formado, por lo tanto, por todos aquellos
que, con el objeto de alcanzar la Iluminación, se han dedicado al desarrollo de
estados mentales diestros. En el sentido más elevado, la tercera Joya es lo que
llamamos la Comunidad Trascendental: es la parte de la Comunidad Espiritual que
no sólo ha Ido al Refugio, que no sólo ha desarrollado estados mentales
diestros, sino que también ha alcanzado el nivel de la Visión Clara: que
ha visto por lo menos por un momento la Realidad cara a cara. Los miembros de
esta comunidad han roto las tres barreras primeras, como se les llama a éstas,
y que atan al ser humano a la existencia condicionada. Los miembros de esta
comunidad están dispuestos a morir con el objeto de renacer espiritualmente. Su
práctica del Sendero es una entrega total, sin ningún tipo de reservas.
En términos
budistas más tradicionales, a las Tres Joyas se les conoce como la Joya del
Buda, la Joya del Dharma y la Joya de la Sangha. Se les denomina Joyas debido a
que, hasta tiempos recientes, las joyas han representado lo más valioso entre
los objetos materiales. De esta forma las Tres Joyas representan lo más valioso
en un sentido espiritual; representan los más altos valores de la existencia
humana.
En términos más
concretos, los miembros de la Comunidad Espiritual son todos aquellos que han
recibido la ordenación, usando esta palabra de una forma provisional. Sus
miembros se han comprometido a las Tres Joyas, por medio de la mente, el habla
y el cuerpo, de una manera completa, con todo su ser. Incluso este compromiso
ha sido reconocido por los miembros de la Comunidad Espiritual, especialmente
por un miembro experimentado. Se han comprometido a la observación de ciertos
preceptos morales. Los miembros de la Comunidad Espiritual, en este sentido,
pueden ser de cualquier edad, jóvenes o mayores, hombres o mujeres, con
estudios avanzados o sin ellos. Pueden ser personas que estén viviendo en casa
con su familia, o puede que hayan Ido hacia Delante en un sentido literal.
Pueden ser personas laicas o estar siguiendo un estilo de vida monástico. Y
pueden encontrarse en diferentes niveles de desarrollo espiritual, sin embargo,
todos ellos habrán Ido al Refugio comprometiéndose a las Tres Joyas, pasando a
ser así todos, de igual manera, miembros de la Comunidad Espiritual.
¿Dónde se
puede encontrar a la Comunidad Espiritual?
Podemos
encontrarla dondequiera que haya individuos que estén Yendo al Refugio; en
especial se encontrará dondequiera que dichos individuos estén en contacto
personal y se estén reuniendo con regularidad. Obviamente, este contacto no es
simplemente algo social, sino espiritual e incluso, podríamos decir,
existencial. Donde haya miembros de la Comunidad Espiritual viviendo bajo el
mismo techo estarán formando una Comunidad Espiritual residencial. Las comunidades
espirituales residenciales pueden ser de varios tipos, por ejemplo, pueden ser
monásticas o semi-monásticas (en lo personal no me gusta el término monástico,
ya que no es una expresión budista, pero es difícil encontrar un término
adecuado). La comunidad espiritual residencial, ya sea monástica o
semi-monástica, puede ser una comunidad de hombres o mujeres; en cualquier
caso, los miembros de la comunidad viven juntos bajo condiciones relativamente
ideales: con frecuencia en un sitio tranquilo y algo apartado, dedicándose
principalmente al estudio, la meditación y el desempeño de un trabajo, que
generalmente toma la forma de una cooperativa.
En algunas
partes del mundo budista se ha identificado a la Comunidad Espiritual con la
comunidad monástica de una forma exclusiva, e incluso con la comunidad
monástica en un sentido estricto. Sin embargo esto constituye un gran error; la
Comunidad Espiritual está formada de todos aquellos que están Yendo al Refugio.
¿Qué hacen
los miembros de la Comunidad Espiritual para sí mismos, para cada cual y para
el mundo?
Para sí mismos,
se puede decir que, ante todo, ellos llevan a cabo su práctica espiritual de
forma individual. Continúan estudiando, meditando, haciendo un trabajo ético,
observando los preceptos, por mencionar algunos ejemplos. Más específicamente,
sin embargo, es más difícil explicar lo que los miembros de la Comunidad
Espiritual hacen como miembros de dicha comunidad, debido a que no es algo que
hacen sino algo que son. No obstante es posible decir una cosa: un miembro de
la Comunidad Espiritual se ha puesto en una posición que le permite
relacionarse con otros con bases puramente espirituales, o por lo menos
predominantemente de este tipo; es decir, basándose en un ideal espiritual
común o un compromiso espiritual común.
¿Qué significa
esto? Nos encontramos con gente todo el tiempo, ya sea en nuestra casa, en un
club, en un bar o donde sea; y nos relacionamos con estas personas de muchas
formas diferentes. Generalmente, nos relacionamos con ellos basados en nuestras
necesidades, a pesar de que éstas pueden ser mutuas. Algunas veces estas
necesidades son sexuales, económicas o sociales, pero a fin de cuentas éstas
siguen siendo necesidades; por lo que la relación con frecuencia es interesada,
incluso mutuamente interesada. Claro está que muchas veces nos cuesta trabajo
admitir esto, o admitir lo que realmente queremos de las otras personas. En
ocasiones ni siquiera somos conscientes de lo que realmente estamos buscando.
Esto significa que con demasiada frecuencia nuestras relaciones con otros son
deshonestas, o por lo menos confusas. Significa que dan lugar a malentendidos
mutuos y justificaciones.
Por otra parte,
dentro de la Comunidad Espiritual no nos relacionamos con los demás de este
modo. Dentro de la Comunidad Espiritual se propicia una situación en la que
todos queremos desarrollarnos espiritualmente, ya que todos estamos Yendo al
Refugio. Por lo tanto nos relacionamos basándonos en nuestro compromiso e ideal
comunes; nos relacionamos basándonos en nuestro interés común más elevado. Si
nos relacionamos con otros de esta manera entonces los experimentamos de una
manera diferente: los percibimos como seres espirituales. Debido a que
vivenciamos a otros como seres espirituales, nos experimentamos a nosotros mismos
como seres espirituales también. De esta forma se acelera el paso del
desarrollo espiritual y nos experimentamos a nosotros mismos de una manera más
auténtica y más intensa.
En términos más
coloquiales, dentro de la Comunidad Espiritual podemos manifestarnos como somos
en nuestro estado más positivo y virtuoso. Con frecuencia, cuando se habla de
"ser uno mismo", se está haciendo referencia a ello en el sentido de
ser uno mismo en sus peores aspectos; se refiere a mostrar el lado nuestro que
no queremos reconocer. Sin embargo el ser uno mismo puede significar mostrar lo
mejor de sí. Dentro de la Comunidad Espiritual podemos mostrar este lado, y si
es necesario nuestro peor lado también, pero podemos ser nosotros mismos por
completo y de una manera perfecta.
En el contexto
de la vida común y corriente esto ocurre en pocas ocasiones, como todos
sabemos. E incluso ni siquiera llega a suceder con las personas más cercanas a
nosotros y con los que queremos más: con nuestro padre y madre, con nuestro
esposo y esposa, con nuestros amigos. En ocasiones no podemos realmente ser
nosotros mismos con relación a ciertos temas. Mucha gente pasa su vida sin
poder ser ella misma con nadie, de una manera continua y completa, por lo que
halla difícil experimentarse tal y como es.
Dentro de la
Comunidad Espiritual podemos ser nosotros mismos con muchas personas. Podemos
estar con cinco, seis, diez o doce personas, siendo nosotros mismos -y quizás
con hasta cuarenta, cincuenta o sesenta personas presentes-. Para la mayoría de
la gente esto es inaudito, sin embargo sucede dentro de la comunidad
espiritual, ya que en ella nos relacionamos con los demás partiendo de lo mejor
de nosotros mismos.
Por lo tanto,
dentro de la comunidad espiritual experimentamos un gran alivio y un gran gozo;
sin tener que ocultarnos. Podemos ser nosotros mismos con otros que están
siendo ellos mismos también; hay una claridad completa entre la gente sin tener
que preocuparnos de malentendidos. En una situación como ésta, es natural que
nos desarrollamos más rápidamente de lo que sería posible de otra manera.
Entonces, por el simple hecho de ser miembros de la Comunidad Espiritual
logramos hacer bastante por nosotros mismos; podemos hacer esto al ser miembros
activos de ella, ya que no hay miembros de ningún otro tipo.
¿Qué hacen los
miembros para cada cual? Se ayudan unos a otros en todas las formas posibles;
se ayudan unos a otros en un nivel espiritual, en un sentido psicológico,
económico e incluso en asuntos relacionados con la vida diaria. Voy a mencionar
dos formas en las que se ayudan entre sí los miembros de la comunidad
espiritual que son de particular relevancia.
He dicho que
dentro de la comunidad espiritual nos relacionamos sobre la base de nuestro
compromiso e ideal comunes; pero esto no siempre es fácil. Mucha gente se une a
la comunidad espiritual; gente que cuenta con antecedentes históricos muy
diferentes, con distintas personalidades y formas de ver la vida. Hallamos que
es fácil llevarnos bien con algunos de ellos mientras que con otros no es tan
fácil. Incluso llegamos a descubrir, con horror, que hay ciertas personas en la
comunidad espiritual que nos disgustan. ¿Qué hacemos en tales circunstancias?
No queremos irnos de la comunidad espiritual ni tampoco podemos pedirles a
estas personas que se vayan; lo único que podemos hacer es trabajar unidos en
nuestras dificultades. Tenemos que reconocer que lo que tenemos en común es
mucho más importante que lo que tenemos en contra; y tenemos que aprender,
algunas veces en forma dolorosa a relacionarnos con ellos basándose en lo que
tenemos en común. De esta manera, los miembros de la comunidad espiritual se
ayudan entre sí para resolver las antipatías puramente subjetivas, así como sus
limitaciones ayudándose unos a otros a relacionarse basándose en lo que tienen
en común y que se encuentra en un plano más elevado.
La vida
espiritual no es algo fácil; no es muy sencillo erradicar pensamientos torpes y
desarrollar pensamientos diestros. Algunas veces nos apetece darnos por
vencidos y dejar todo. Incluso llegamos a sentir que es demasiado para
nosotros, que es ir demasiado cuesta arriba, que hay demasiadas dificultades.
Puede que sintamos ganas de irnos de la comunidad espiritual, y en ocasiones
como éstas, los miembros de la comunidad se ayudan entre sí, se dan ánimos y se
inspiran mutuamente. Quizás esto es lo más importante: animarse unos a otros
cuando se atraviesa por dificultades y tropiezos, incluso cuando alguien se
siente deprimido, como a veces sucede. Cuando pasamos por una crisis de este tipo
es agradable tener cerca a miembros de la comunidad espiritual, los que de una
manera sincera desean nuestro bienestar espiritual.
Finalmente ¿qué
es lo que hacen los miembros de la Comunidad Espiritual por el mundo? En primer
lugar me gustaría aclarar una cuestión: los miembros de la Comunidad Espiritual
no están obligados a hacer nada por el mundo. Aquí la palabra operativa es
"obligados". Cualquier cosa que hagan, la harán de manera libre y
voluntaria; la harán incluso como parte del proceso de su desarrollo
espiritual. Dicho de otro modo, la comunidad espiritual no tiene que justificar
su existencia en el mundo; no tiene que demostrar que produce mejoras sociales,
económicas, que es de ayuda al gobierno de un país, o que produce beneficios en
un sentido material.
En general los
miembros de la Comunidad Espiritual hacen dos cosas por el mundo. Podríamos
decir que es algo positivo para el mundo que la Comunidad Espiritual esté
simplemente allí, que haya gente dedicada a la vida espiritual y que esté tratando
de desarrollar estados mentales diestros. Es bueno porque ayuda a desarrollar
una atmósfera más sana.
En segundo
lugar, los miembros de la Comunidad Espiritual ayudan al mundo construyendo un
puente entre el mundo y la Comunidad Espiritual o por lo menos edificando los
escalones. Un equipo de cinco o más miembros de la Comunidad Espiritual se unen
para conducir diversas actividades que favorecen el desarrollo de estados
mentales diestros y que ayudan a la gente a evolucionar y trasladarse de un
plano terrenal al plano mixto y quizás hasta del plano mixto al plano
espiritual. Conducen clases de meditación, retiros, conferencias, clases de
yoga, cursos de comunicación humana. Todas éstas están abiertas para todo aquel
que quiere aprovecharlas.
De esta manera
los miembros de la Comunidad Espiritual, aquellos individuos que se han
comprometido al ideal de la Iluminación Humana, a alcanzar de niveles de
conciencia más elevados y a la penetración de la verdad; ayudan al mundo a
desarrollar pensamientos cada vez más diestros, emociones de amor, alegría y
comprensión, conociendo por sí mismos el significado de la Comunidad
Espiritual.
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La Iluminación: El Ideal Del Desarrollo Humano Parte 2
Capitulo 2 - ¿Qué es la Meditación?
En el
transcurso de las últimas décadas han ocurrido muchos cambios en diferentes
partes del mundo, especialmente en el mundo occidental. Han ocurrido cambios
políticos, culturales, sociales, así como grandes cambios tecnológicos. Hasta
podríamos decir que en las últimas décadas han ocurrido más cambios en el
mundo, y particularmente en el mundo occidental, que en cualquier otro período
de la historia humana.
Al menos en lo
que respecta a los asuntos humanos, en las últimas décadas, se ha notado un
ritmo cada vez más acelerado. Esto parece estar ocurriendo en períodos cada vez
más cortos. Tiempo atrás, cuando el ritmo de vida era más lento, y daba tiempo
para "crecer", pasaban varias generaciones antes de que alguna
novedad en algún aspecto particular de la vida comenzara a ser evidente.
Actualmente, sin embargo, las cosas son distintas: ahora pueden percibirse
cambios en el curso de una vida, y aún en el curso de una década o de media
década. Podemos notar este ritmo acelerado en casi todos los campos de la vida
humana, ya sea en la política, en lo social, económico o cultural.
No obstante, en
este capítulo nos concierne solo uno de estos campos, al que llamaremos usando
un término bastante amplio y neutral, el campo cultural. En este campo en
particular, los cambios mayores, más significantes y también, potencialmente,
los más importantes que han ocurrido en años recientes están relacionados con
el tema de la meditación.
En Occidente
hace quince o veinte años apenas se había oído mencionar el tema de la
meditación. Lo poco que se sabía, o el menguado interés que se notaba, se debía
a pequeños grupos aislados y a individuos excéntricos. Hoy en día, podríamos
decir, que la meditación es una palabra de uso común y corriente. Sin embargo,
el hecho de que la palabra meditación sea tan familiar no implica que su
significado, y lo que ésta realmente representa, esté claro y que se le entienda
correctamente.
Cuantas veces
he oído a gente decir: "La meditación consiste en poner la mente en
blanco". Otros parecen pensar que meditar es sentarse sin hacer nada. A
pesar de que sentarse sin hacer nada puede ser algo que merezca la pena, a esto
no puede llamársele meditación. También se oye decir a menudo que meditar es
sentarse y observar nuestro ombligo, torciendo la vista al hacerlo; o que es
entrar en una especie de trance (desgraciadamente un conocido escritor de
libros de budismo ha popularizado, en cierto sentido, la palabra
"trance" como sinónimo de la palabra meditación). Hay otros que
piensan que meditar es sentarse en silencio a pensar "dándole vuelta a las
cosas en la mente". También hay quienes creen que meditar es entrar en
algo así como un estado de autohipnosis. Estas son algunas de las ideas
erróneas, más comunes acerca de la meditación.
La causa de
todos estos malentendidos es bastante evidente. La meditación es un tema
relativamente nuevo en Occidente, o al menos en Occidente moderno. No ha
surgido nada comparable, al menos en la historia reciente, dentro de nuestra
experiencia. Ni poseemos siquiera las palabras correctas, los términos técnicos
propios, para describir los estados y procesos de la meditación. Es, por lo
tanto, natural que existan estos malentendidos.
Por otro lado,
debemos recordar que la meditación es esencialmente pragmática, algo que se
debe practicar y experimentar. Aún así, para la gran mayoría, los conocimientos
sobre la meditación provienen de rumores y no de la práctica o de la
experiencia propia. De modo que las opiniones más comunes se basan en
información de segunda, tercera y aún de cuarta mano. Incluso algunos acuden a
los libros para obtener conocimiento sobre la meditación. Hoy en día en el
mercado hay una gran cantidad de libros que tratan, o aparentan tratar, de la
meditación. Pero lamentablemente los libros mismos, con demasiada frecuencia,
están basados en rumores más que en una experiencia y conocimiento directos; en
casos extremos hasta pueden estar basados en la más pura especulación. Existe
ya, en el campo de la meditación, una gran cantidad de personas que se
autodenominan expertos. Cuando un tema llega a ser tan popular como está
llegando a serlo la meditación, sobran los que desean aprovecharse de la
situación. En este particular, recuerdo mis experiencias durante el año de la
celebración del Buda Jayanti, año en que el mundo budista celebraba los 2500
años del Paranirvana o muerte del Buda, y también los 2500 años del budismo. El
gobierno hindú cubría los gastos de las celebraciones en toda la India,
mientras que los gobiernos del sureste de Asia cubrían los gastos de las
celebraciones en sus respectivos países. Así surgió un gran interés y la
demanda de la literatura budista creció tanto, que mucha gente comenzó a
escribir libros, panfletos y artículos sobre el budismo, en algunos casos sin
ninguna aptitud, tomando información de aquí y de allá, de fuentes más o menos
fiables; y así muchos sostenían que habían producido una nueva reflexión sobre
el budismo.
En Occidente,
hoy en día, las cuestiones espirituales en general tienen una gran demanda, y
entre ellas en particular la meditación. Un gran número de personas se sienten
insatisfechas con sus vidas, con la manera convencional de vivir y de hacer cosas.
No aceptan las explicaciones puramente científicas de la vida; ni tampoco se
sienten del todo satisfechos con las explicaciones tradicionales dadas en
términos, más que nada, judeo-cristianos. Por lo tanto, han comenzado a buscar
algo que les proporcione una satisfacción más profunda, más duradera, más
creativa y más constructiva. Algunos buscan en el legado de las tradiciones
espirituales de Oriente, y particularmente en el campo de la meditación,
adquiriendo conocimientos sobre esta y tratando de ponerlos en práctica. Estas
personas quieren asistir a fines de semana dedicados a esta práctica, y así se
crea la demanda en el campo de la meditación.
Sin duda, son
muchos los que están dispuestos a aprovecharse de la situación y acuden a
satisfacer la demanda. Habrán algunos con las aptitudes necesarias para
satisfacer esta demanda, impartiendo enseñanzas sobre la meditación, mientras
que otros no las tendrán; lo que puede producir toda clase de malentendidos. Es
un error común pensar que hay realmente solo un tipo de meditación, o que la
práctica de meditación está restringida al uso de una técnica particular de
concentración. A veces los que conocen o practican solo uno de estos métodos
tienden a concebir la meditación en términos muy limitados y muy particulares;
hay quienes afirman que el método que ellos practican es el mejor, más aún, que
es el único y que aquellos que no lo practican no pueden estar meditando. Estas
personas sostienen que las otras técnicas, los otros métodos y las otras
tradiciones no tienen ningún valor. Esta es la clase de error que se comete.
Por lo tanto, es cada vez más urgente que se aclaren dichas confusiones y que
se resuelvan los malentendidos. Es cada vez más importante que entendamos
claramente lo que es la meditación. Para ello debemos recordar lo que se dijo
anteriormente con respecto al gran abismo que existe entre lo real y lo ideal:
hay una gran distancia que separa al ser humano ordinario e ignorante del ser
Iluminado, del Buda. Además debemos recordar lo que es el budismo en su
esencia.
Como hemos
visto en el capítulo anterior, el ser humano Iluminado o Buda, representa una
forma de ser y de conciencia para la que no hay equivalente en el pensamiento
occidental y, por lo tanto, para el que no existe un término adecuado. El
término "Buda" no significa Dios, ser supremo, creador del universo,
ni tampoco Dios encarnado, mucho menos significa ser humano en el sentido
ordinario. Tal vez podamos entender mejor lo que es Buda desde el punto de
vista del proceso evolutivo. Un Buda es un ser humano, aunque una clase muy
especial de ser humano: Buda es el ser humano perfecto. Es decir, alguien que
ha alcanzado, que ha realizado completamente el estado de perfección espiritual
llamado Iluminación. Esto es lo que significa la palabra Buda. Y el budismo es
todo aquello que ayuda a salvar el abismo que existe entre lo real, entre el
ser humano ordinario y lo ideal, el ser humano Iluminado. El budismo es todo
aquello que nos ayuda a madurar, a crecer espiritualmente, a evolucionar. Cuando
el humano real se transforma en humano ideal, cuando el humano ignorante llega
a iluminarse, ocurre un cambio tremendo, un cambio que tal vez es el más grande
que pueda producirse. Este proceso de transformación es lo que llamamos la Vida
Espiritual o Evolución Superior. Ahora bien, la pregunta es obvia: ¿Qué es lo
que cambia? ¿Y en qué consiste ese desarrollo, esa evolución?
Evidentemente
no es el cuerpo físico lo que cambia: el ser humano ordinario y el Iluminado
son muy parecidos en su aspecto físico. Los cambios que ocurren son puramente
mentales, en el sentido más amplio de la palabra. Lo que evoluciona es la
conciencia, y esto marca la gran diferencia entre la Evolución Superior y la
Evolución Inferior. Se llama evolución inferior al proceso de transformación
desde la ameba hasta el ser humano ordinario. Este es un proceso de evolución,
mas que nada biológico y que finalmente se torna psicológico. La Evolución
Superior corresponde al proceso de transformación que conduce del ser humano
ignorante al ser humano Iluminado. Este es un proceso puramente psicológico y
espiritual, que puede, a la larga, disociarse del cuerpo físico. Ahora bien, la
tradición budista nos habla de cuatro grados o niveles de conciencia, cada uno
supera al anterior. Primero está la conciencia asociada al plano, o
"mundo" de la experiencia sensual; en segundo lugar, la conciencia
asociada al plano o mundo de la forma mental y espiritual -el mundo de los
arquetipos-; en tercer lugar la conciencia asociada al plano o mundo de la no-forma.
Y en cuarto lugar, está la conciencia asociada al Camino Trascendental, que
conduce directamente al Nirvana, Budeidad o Iluminación, así como también el
estado mismo de la Budeidad o de la Iluminación, o el estado del Nirvana.
Además hay otra
clasificación que puede resultar más comprensible. En esta también hay cuatro
niveles o etapas de la conciencia, pero no corresponden exactamente a las de la
clasificación anterior. De acuerdo con esta clasificación, tenemos en primer
lugar lo que se conoce como la conciencia sensorial, es decir, la conciencia
asociada a la percepción a través de los sentidos, que a veces se denomina
conciencia simple o conciencia animal. Este es el nivel de conciencia que
tenemos en común con los animales. En segundo lugar, tenemos la conciencia
reflexiva, la conciencia del ser consciente, del saber que sabemos. Se llama
conciencia reflexiva porque en este nivel, la conciencia se duplica, por así
decirlo, conociéndose y experimentándose a sí misma, al saberse consciente de
sí misma. Podemos decir que la conciencia reflexiva es la conciencia humana en
todo el extenso sentido de la palabra. En tercer lugar tenemos lo que se llama
Conciencia Trascendental, la conciencia que, se puede decir, está en contacto
directo con la Realidad, la Realidad Ultima, fundamental y esencial de las
cosas que se experimentan como objetos "externos". En cuarto y último
lugar, tenemos la Conciencia Absoluta. En este nivel la dualidad sujeto-objeto
se ha disuelto completamente, dando paso a la experiencia total de la Realidad
Ultima, que, en sí misa, es la experiencia pura, más allá del marco dualista.
En ambas
clasificaciones el primer nivel de conciencia corresponde predominantemente al
ser humano corriente o ignorante, que no se esfuerza por desarrollarse
espiritualmente; y el cuarto nivel corresponde al ser humano Iluminado.
Ahora podemos
comenzar a entender lo que es la vida espiritual, lo que es en esencia la
Evolución Superior. Podemos decir que ésta consiste en una progresión continua
de estados de conciencia y de ser cada vez más sublimes, yendo desde el mundo
de la experiencia sensual al mundo de la forma mental y espiritual; del mundo
de la forma mental y espiritual, al mundo de la no-forma y, del mundo de la
no-forma, al Nirvana o estado de Iluminación. En otras palabras la vida
espiritual o Evolución Superior consiste en la progresión desde el estado de
conciencia sensual hasta la conciencia reflexiva; de la conciencia reflexiva a
la Conciencia Trascendental, y de la Conciencia Trascendental a la Conciencia
Absoluta.
Ahora podemos
comprender lo que es la meditación. En efecto, podemos entenderlo más
claramente al haber distinguido los fundamentos de la vida espiritual. Hay algo
más, sin embargo, que debemos mencionar; hemos dicho que la vida espiritual
consiste en el desarrollo de la conciencia, y que el budismo o Dharma es todo
aquello que nos ayuda en este desarrollo. Ahora bien, hay dos métodos o dos
enfoques diferentes para desarrollar la conciencia, a los cuales podemos llamar
método objetivo o indirecto, o método subjetivo o directo. Si usamos esta
clasificación podremos definir la meditación. La meditación es el método
directo o subjetivo para elevar el nivel de conciencia; es decir, en la
práctica de meditación elevamos el nivel de la conciencia al estar actuando
directamente sobre la mente.
Antes de eso,
no obstante, debemos hablar un poco del método objetivo o indirecto. Hay
quienes piensan que la meditación es el único medio para elevar el nivel de la
conciencia; como queriendo decir que no "debe" tratarse de mejorar el
estado de conciencia si no es a través del método directo. Esta gente llega a
identificar la meditación con la vida espiritual, la identifica exclusivamente
con la práctica de meditación. De modo que, en su criterio, no se puede seguir
una vida espiritual si no se medita. Estas personas a veces llegan al extremo
de identificar la vida espiritual con una clase particular de meditación, o con
un ejercicio de concentración muy específico. Indudablemente este punto de
vista es muy limitado, tanto, que nos hace olvidar que la vida espiritual
consiste esencialmente en elevar el nivel de la conciencia, y hasta nos hace
olvidar, a veces, lo que es realmente la meditación. Es indiscutible que la
meditación es tan importante como los métodos indirectos, y tal vez se podría
decir, que es más importante; pero no debemos olvidar que existen otros
métodos. Si nos olvidamos que es posible elevar el nivel de la conciencia a
través de métodos indirectos, nuestro enfoque será muy parcial; y si actuamos
desde este punto de vista, tenderemos a llevar una vida espiritual muy limitada
y estrecha, excluyendo, por ejemplo, cierto tipo de gente que, por
temperamento, no siente un interés particular por la meditación. Entonces,
veamos ahora algunos de estos métodos indirectos, no meditativos, para elevar
el nivel de la conciencia.
En primer lugar
podemos citar el cambio de medio ambiente. Este es empleado de una forma
deliberada como método indirecto para elevar el nivel de la conciencia, cuando
por ejemplo, vamos de retiro al campo o a un centro para retiros. Pasamos allí
unos días, tal vez unas semanas, simplemente disfrutando de un ambiente más
placentero. Este simple cambio de ambiente es a menudo más provechoso de lo que
se cree; lo cual nos sugiere que el medio donde vivimos y trabajamos
normalmente es más perjudicial para nuestro estado mental de lo que suponíamos.
Parece que para la gran mayoría un cambio positivo de ambiente trae consigo, de
una forma muy natural, un aumento en el nivel de conciencia, aún con muy poco
esfuerzo.
Otro método
indirecto, muy simple y práctico es lo que se puede llamar la
"Subsistencia Correcta". Con muy pocas excepciones todas las personas
tenemos que trabajar para ganar nuestro sustento. Muchos de nosotros haremos el
mismo tipo de trabajo cinco días a la semana, durante las cincuenta semanas del
año; y tal vez, continuaremos este trabajo unos cinco, diez, quince, veinte o
treinta años, hasta llegar a la edad de la jubilación. Indudablemente todo esto
tendrá un efecto continuo sobre nuestra mente. Si el trabajo que desempeñamos
es malsano, en el sentido moral, mental y espiritual, el efecto sobre nuestra
mente será perjudicial. Por eso, en las enseñanzas del Buda se aconseja muy
especialmente que examinemos cuidadosamente nuestro medio de subsistencia, y
que sigamos la "Subsistencia Correcta" es decir, que ganemos nuestro
sustento de manera tal, que no sea perjudicial para nuestro estado mental, ni
le cause daño a otros seres. En la tradición budista hay una serie de
ocupaciones que son consideradas poco provechosas, como el trabajar de
carnicero, comerciante de armas, proveedor de licores... Así pues, al cambiar
nuestro medio de subsistencia, si es que el actual es poco deseable, por el simple
hecho de cambiar de trabajo, de ambiente, el tipo de gente con la que nos
asociamos, las obligaciones diarias, tan sólo por este hecho, notaremos un
efecto positivo y provechoso en nuestro estado mental, o al menos nuestra nueva
ocupación no nos impedirá elevar el nivel de nuestra conciencia.
Si somos aún
más concretos y específicos, diremos que es muy importante llevar una vida
regular y disciplinada; algo que aparentemente se está volviendo cada vez menos
popular. Una vida disciplinada puede consistir en la observancia y la práctica
de ciertas normas y principios morales, en trabajar, comer, estudiar y
recrearnos a horas regulares. O en ser moderados en el comer, dormir y hablar;
tal vez ayunando de vez en cuando u observando silencio por unos días o
semanas. En su forma más completa este tipo de vida, es la que se llama vida
monástica. Pueden observarse claros cambios en los estados mentales de aquellos
que han llevado tal estilo de vida por varios años, aún sin la práctica de
meditación.
Existen dos
métodos indirectos tales como el Hatha Yoga, o yoga como cultura física.
Especialmente, existen los asanas o posturas de yoga, que afectan no
solo al cuerpo sino a la mente. Estos asanas afectan a la mente
indirectamente a través del cuerpo y son muy útiles, aún para aquellos que
practican la meditación regularmente. Puede que a veces un meditador más
experimentado se sienta demasiado preocupado por la meditación; en tales
ocasiones, algunas posturas de yoga resultan muy beneficiosas para calmar y
concentrar la mente. De esta forma el meditador combate el cansancio y llega a
sentirse lleno de vigor, casi como si hubiese meditado.
También existen
las varias Do o "Sendas" japonesas, como la Ikebana -arreglo
de flores-, el Tai-chi chuan, etcétera. Tal vez arreglar algunas flores
en un florero sea algo muy simple y ordinario sin embargo, la gente que se ha
dedicado a esta actividad durante años, ha experimentado un cambio en su estado
mental, un cambio en su nivel de conciencia. Todas estas disciplinas afectan la
mente y pueden ser usadas como métodos indirectos para elevar el nivel de
nuestra conciencia. De forma similar, el disfrute de grandes obras de arte como
la buena poesía, la música y la pintura a menudo nos ayuda a elevar el nivel de
nuestra conciencia. Esto es posible siempre y cuando la obra de arte haya sido
realizada a partir de un estado de conciencia superior al que normalmente
experimentamos.
En un nivel más
práctico se encuentra el ayudar a los demás. Podemos dedicarnos a ayudar a los
enfermos, a los pobres y a los necesitados. Podemos dedicarnos a estas
actividades de muy buena gana, descuidando nuestra comodidad y conveniencia y
sin ningún motivo personal egoísta. Esto es lo que en la tradición hinduista se
conoce como Nishkama Karma Yoga, o yoga de la acción desinteresada. Este
es otro método indirecto de elevar el nivel de conciencia.
Luego está el
asociarse con personas dedicadas a la vida espiritual, especialmente aquellos
que están más avanzados que nosotros, si es que tenemos la suerte de encontrarlos.
Este método es considerado en algunas escuelas, o por algunos maestros, como el
más importante de todos los métodos indirectos. En la literatura religiosa y
espiritual de la India se hace referencia una y otra vez a este método llamado Satsangh.
Sat significa verdadero, real, auténtico, genuino, espiritual e incluso
trascendental; mientras que Sangh significa asociación, comunión, o
hermandad. Satsangh es simplemente reunirse de una forma espontánea y
feliz con gente que está en el camino espiritual y que se interesa por estos
asuntos. Esto tiene una influencia muy positiva en nuestra mente, aún y sin
hacer ningún esfuerzo. Así, el Satsangh es otro método indirecto de
elevar el nivel de conciencia. En el budismo este método es conocido como Kalyana
Mitrata.
Como método
indirecto también existen las ceremonias y los cantos religiosos. Hoy en día se
menosprecian los ritos y cantos religiosos, especialmente en círculos
intelectuales. Sin embargo son métodos clásicos para elevar el nivel de la
conciencia. El simple hecho de ofrecer flores o una vela encendida a una imagen
afecta nuestro estado mental, y a veces puede tener resultados sorprendentes.
Puede que hayamos leído mucho sobre la vida espiritual, que hayamos hecho
experimentos productivos con la meditación, sin embargo llevar a cabo un simple
ritual en ocasiones, puede ayudarnos mucho.
Hay muchos
otros métodos indirectos que podrían ser enumerados y que además podrían
combinarse entre sí. También hay algunos que pueden usarse conjuntamente con el
método directo, con la meditación. Sin embargo, estos métodos indirectos por
muy buenos y efectivos que sean no nos llevarán muy lejos, no pueden llevarnos
a través de todos los niveles de conciencia. Aún así, estos seguirán siendo de
gran utilidad durante mucho tiempo, porque para la mayoría de nosotros el
acceso a niveles superiores de conciencia requiere de muchos años de
preparación. Ahora bien, si logramos acercarnos a esos niveles indirectos para
continuar progresando, tendremos que recurrir más y más a la meditación.
Tendremos que comenzar a controlar la mente de una forma directa.
Así llegamos a
preguntarnos ¿cómo se logra esto? ¿En qué consiste controlar la mente
directamente? Hasta ahora he venido usando la palabra meditación porque este es
el término más común en Occidente. No obstante, la palabra meditación en su uso
ordinario no corresponde con ningún término hindú o budista; lo que en
Occidente se llama meditación corresponde por lo menos a tres procesos muy
diferentes. La palabra meditación cubre tres maneras diferentes de controlar la
mente y tres etapas diferentes en el desarrollo de la conciencia, para las
cuales tanto en el budismo como en otras tradiciones espirituales de la India,
hay tres términos diferentes, que comprenderían: la concentración, la absorción
y la visión clara.
La Etapa de
la Concentración
La
concentración comprende dos procesos simultáneos: la unificación de las
energías y la disminución del campo del foco de la atención. Por lo tanto
podemos hablar de la concentración en términos de integración. La integración
es de dos tipos, que llamaremos horizontal y vertical. La integración
horizontal consiste en la unificación de la mente consciente en sí misma, o en
su nivel ordinario; mientras que la integración vertical consiste en la
unificación de la mente consciente con el subconsciente, lo cual lleva consigo
la liberación de las energías somáticas bloqueadas, así como el despertar de
energías psíquicas en niveles cada vez más profundos.
La integración
horizontal corresponde a lo que normalmente se conoce en el budismo como
atención y recuerdo. La palabra recuerdo es bastante adecuada dentro de
este contexto ya que implica reunir algo que se encontraba disperso, llevándolo
a nuestro ser consciente. Nuestro ser consciente a menudo se divide en varios
aspectos o "seres parciales", cada uno con sus propios intereses,
deseos, etcétera, cada uno tratando de suprimir a los demás para así alcanzar
la supremacía. Unas veces se impone uno, otras veces otro diferente, y así
terminamos sin saber quienes somos realmente. A veces nos sentimos rebeldes;
hay en nosotros un ser parcial que quiere ser bueno y responsable, pero también
hay otro que quiere olvidarse de todo y divertirse. De este modo no sabemos
claramente quienes somos. Nos identificamos con cada uno de estos seres
parciales cuando toman posesión de nuestra mente consciente, pero al mismo
tiempo sabemos que ninguno de ellos es el total de nuestra persona. La verdad
es que no somos realmente un solo ser sino una colección de seres parciales
desintegrados. Nuestro ser real llegará a existir cuando logremos integrar o
recordar todos estos aspectos, todos estos seres, para reunirlos en nuestra
mente consciente. Esto se logra por medio de la práctica de la atención y el
recuerdo.
La atención y
recuerdo en la tradición budista es de tres clases. Primero tenemos la atención
en el cuerpo y sus movimientos; debemos estar atentos de todo movimiento del
cuerpo. No debemos hacer ningún movimiento sin percatarnos de ello. Cuando
hablamos, también debemos estar atentos y con pleno conocimiento de lo que
decimos y de nuestros motivos. Debemos estar alertas, despiertos y tranquilos.
Luego, en segundo lugar, está la atención en nuestros sentimientos y emociones;
que es el tener clara conciencia de nuestros estados de ánimo pasajeros, de si
estamos tristes o felices, contentos o descontentos, ansiosos, atemorizados,
alegres o excitados. Observamos y vemos todo, sabemos exactamente como estamos;
esto no implica que debamos tomar una actitud desapegada de nuestros
sentimientos y emociones como si fuésemos espectadores, observando desde fuera.
Estaremos experimentando nuestros sentimientos y emociones y al mismo tiempo
estaremos siempre atentos, siempre observando lo que sentimos. Tercero y
último, la atención de los pensamientos: el saber lo que estamos pensando,
saber donde está nuestra mente de un instante a otro. Sabemos que nuestra mente
está inquieta y que se distrae fácilmente. Generalmente nuestros pensamientos están
distraídos, por esta razón debemos enfocar nuestra atención en los
pensamientos, debemos tratar de tener clara conciencia de lo que pensamos
momento a momento.
La integración
horizontal se logra practicando de esta manera; por medio de esta práctica unificamos
los aspectos de la conciencia, dando así origen a nuestro ser. Cuando lo
logramos plenamente podemos decir que hemos desarrollado por completo nuestra
conciencia reflexiva y nos hemos convertido en seres humanos verdaderos. La
concentración no es sólo horizontal sino también vertical. Los aspectos
conscientes deben integrarse con los aspectos inconscientes. Esto se logra por
medio de un objeto de concentración, un objeto en el cual uno aprende a
concentrar toda la atención y en el que se absorben las energías del
inconsciente.
El meditador, o
aspirante, habiendo alcanzado la integración horizontal llega a un punto
crucial; el punto en que deberá hacer una importante transición: desde el plano
de la experiencia sensual hasta el plano del mundo de la forma mental y
espiritual. Allí aparecen los denominados "cinco obstáculos", que
impiden esta transición y que deberán suprimirse para poder entrar en la etapa
de la absorción; dicha supresión es temporal. Los cinco obstáculos mentales son
erradicados definitivamente solo con el despertar a la Realidad de las cosas.
El primer obstáculo es el deseo de experiencias sensuales a través de los cinco
sentidos, es decir, el deseo de experimentar sensaciones agradables a través de
la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto; especialmente sensaciones
relacionadas con la comida y el sexo. Siempre que estos deseos estén
inquietando la mente no será posible llevar a cabo la transición al estado de
la absorción, porque la mente del meditador no puede ocuparse del objeto de
concentración.
El segundo
obstáculo es el odio, o sentimiento de mala voluntad y resentimiento, que surge
cuando el deseo de experiencias sensuales se ve frustrado. Este sentimiento a
veces está dirigido hacia el objeto del deseo. El tercer obstáculo es el
letargo y la pereza, que nos ata al plano de la conciencia ordinaria y de todos
los días. Es una clase de inercia animal de mente y cuerpo. El cuarto es el
extremo opuesto del tercero, la ansiedad y el desasosiego, que se manifiesta en
nuestra mente cuando ésta se contamina por la inquietud y la preocupación, que
nos impiden dedicarnos a algo en concreto, quedándonos en un estado de continuo
aspaviento y desasosiego. El quinto y último obstáculo, es la duda. No es el
resultado de la honesta curiosidad intelectual, sino más bien una indecisión o
aún renuencia a decidirse y a comprometerse a una tarea en particular. Este
estado mental proviene esencialmente de la falta de fe, la falta de confianza,
el rechazo a admitir que existen estados mentales superiores que el ser humano
puede alcanzar. Estos son los cinco obstáculos que deben ser combatidos y
eliminados para poder concentrarnos, en nuestra preparación para entrar al
estado de absorción.
Para la mente
que se encuentra contaminada por los cinco obstáculos, hay cinco analogías o
símiles tradicionales, donde se compara la mente con el agua en diferentes
estados. La mente contaminada por el deseo de experiencias sensuales, es
comparada con agua a la que se le han agregado colorantes, es bonita tal vez
pero ha perdido su pureza y trasparencia. Una menta contaminada por el odio es
comparada con el agua hirviendo. Una mente contaminada por la pereza y el
letargo se dice que es como agua estancada llena de algas. Una mente
contaminada por la ansiedad y el desasosiego es como agua abatida por el
viento, o por una tormenta, con olas inmensas en turbulencia. Finalmente, una
mente contaminada por la duda y la indecisión es como el agua llena de barro.
Cuando se suprimen estos cinco obstáculos la mente consciente llega a ser como
el agua pura, fresca y cristalina. En este estado de calma la mente está lista
para concentrarse.
Los objetos de
concentración son de muchas clases, aún dentro de la misma tradición budista.
Algunos son simples y ordinarios, otros son complejos y extraordinarios;
algunos son objetos ordinarios de cada día, mientras que otros son más raros y
peculiares. Por ejemplo, la respiración es un objeto de concentración y existen
varias técnicas que consisten en desarrollar la atención o el seguimiento de la
respiración. Otro objeto de concentración, muy importante por cierto, es el
sonido, especialmente el sonido sagrado que se conoce con el nombre de mantra.
O podemos tomar como objeto de concentración un disco de color brillante y
puro, rojo, verde, azul, etcétera, de acuerdo con nuestro temperamento. También
podemos tomar como objeto de concentración un pedazo de hueso humano,
preferiblemente grande. Otra alternativa es tomar una idea para concentrarnos
en ella; por ejemplo, podríamos tomar alguna virtud en particular, como puede
ser la generosidad. Incluso podemos usar objetos tan ordinarios y mundanos como
la llama de una vela. Podemos concentrarnos en los diferentes centros psíquicos
de nuestro cuerpo, o en una imagen mental del Buda, un gran Bodhisattva, un
gran maestro.
Usar cualquiera
de estos objetos, ya sea la respiración, un mantra, una llama, una imagen del
Buda, etcétera, nuestra mente puede llegar a absorberse de una forma profunda,
logrando alcanzar el estado de absorción.
No es necesario
usar todos y cada uno de los objetos de concentración mencionados, aunque es
posible encontrar sistemas de meditación tradicionales que los combinan
secuencialmente; también pueden combinárseles con métodos indirectos para
elevar el nivel de conciencia, como pueden ser los rituales y cantos.
Si procedemos
de esta manera, es decir, si integramos la mente consciente con la mente
inconsciente, si vencemos los obstáculos mentales, si tomamos uno o varios
objetos de concentración y si nuestras energías más profundas comienzan a fluir
con mayor fuerza, hacia el objeto de concentración, experimentaremos un gran
cambio: nuestro nivel de conciencia empezará a elevarse, yendo del plano del
mundo de la experiencia sensual al plano de la forma espiritual y mental. En
otras palabras, estaremos pasando de la primera a la segunda etapa de
meditación; estaremos pasando de la meditación, en el sentido de concentración,
a la meditación en el sentido de absorción.
La Etapa de
la Absorción
La segunda
etapa de la meditación es la absorción, dividida a su vez en cuatro niveles, a
través de los cuales continua el proceso de la integración que ya había
comenzado en la etapa anterior. En el proceso de absorción, la mente consciente
purificada se integra con la superconsciente, y las energías de la mente
superconsciente, puramente espirituales, comienzan a fluir. La absorción
representa el proceso de unificación de la mente hacia niveles de conciencia
superiores, en niveles de ser cada vez más elevados. A medida que este proceso
se lleva a cabo se transforman gradualmente en estados y funciones superiores.
Todavía existe
un poquito de actividad mental en este primer nivel. Todavía nos encontraremos
pensando de forma muy sutil en cosas mundanas, incluso la meditación que
estamos realizando. A partir del segundo nivel de absorción desaparece por
completo este tipo de actividad mental y el pensamiento. Tal vez muchos
imaginarán que al no pensar uno se vuelve inerte, como si estuviera muerto,
pero no es así. Podemos incluso decir que, debido a que no estamos pensando,
nuestra conciencia se vuelve más clara y brillante, más radiante que nunca.
Pero a partir del segundo nivel de absorción, no hay pensamiento; podemos
tratar de apreciar que la experiencia de estos niveles no tienen un origen
analítico, ni intelectual, sino que proceden de imágenes y símbolos. Es posible
lograr esto utilizando las cuatro símiles tradicionales, que el Buda usó para
ilustrar los cuatro niveles de absorción.
El primer nivel
lo compara con el jabón en polvo mezclado completamente con agua. El Buda nos
pide que imaginemos como una persona toma el jabón y un poco de agua,
mezclándolos de tal manera que quedan totalmente absorbidos uno en el otro,
formando una mezcla homogénea perfecta. No sobrará ni una gota de agua, ni
habrá un solo grano de jabón que no se haya saturado de agua. Así es el primer
estado de absorción, de acuerdo con el Buda. En este estado el cuerpo
psicofísico queda lleno de felicidad, éxtasis, alegría y, al mismo tiempo,
todos estos sentimientos estarán perfectamente equilibrados; todo está en
calma, estable y firme: la concentración se convierte en algo natural y
espontáneo.
Para describir
el segundo nivel de absorción, el Buda nos pide que imaginemos un gran lago de
aguas tranquilas y puras. Este lago se abastece de una fuente subterránea, de
tal modo que hay un continuo flujo de agua pura que emerge desde las grandes
profundidades; así es el segundo estado de absorción. Se encuentra en calma,
claro tranquilo, puro, transparente, pero desde niveles aún más profundos
emerge algo más puro, aún más maravilloso, burbujeando continuamente. Este es
el componente espiritual, la conciencia superior, que nos inspira.
El Buda nos
dice que el tercer nivel de absorción es como el mismo lago, el mismo componente
acuático, solo que esta vez contiene innumerables flores de loto. Estas flores
de loto se encuentran completamente sumergidas en las aguas puras del lago. Del
mismo modo, en el tercer nivel de absorción, se puede decir que nos encontramos
completamente sumergidos en esta conciencia espiritual, empapados de esa
conciencia superior. Estamos saturados por dentro y rodeados por ella desde
fuera; así es el tercer nivel de absorción.
En el caso del
cuarto nivel de absorción, el Buda nos pide que imaginemos un hombre que, en un
día caluroso, acaba de tomar un baño. Al haberse lavado bien, se envuelve con
una sábana blanca, de modo que queda completamente cubierto de pies a cabeza.
Así, nos dice el Buda, es el cuarto nivel de absorción. Estamos protegidos por
esa conciencia superior del contacto y de la influencia de esos estados
inferiores. Es como si estuviésemos rodeados de un aura poderosa; no es que
podamos sumergirnos en este estado, sino más bien que este estado desciende
sobre nosotros y nos envuelve. Además comienza a emanar radiaciones, de tal
manera que crea un cuerpo meditativo a nuestro alrededor. En este estado no
seremos afectados con facilidad, sin embargo podremos influir y afectar a
otros.
Estos son los
cuatro niveles de absorción; si queremos recordarlos y adquirir cierta
identificación imaginativa de las experiencias descritas, tal vez sería mejor
que usáramos las cuatro símiles que nos ha brindado el Buda. Al haber
atravesado, por lo menos imaginariamente, estos cuatro niveles de absorción,
podemos pasar ahora a la tercera etapa de la meditación.
La Etapa de
la Visión Clara
Es la visión o
comprensión clara de la naturaleza real de las cosas; en la terminología
budista tradicional se dice que es la visión de las cosas como son realmente.
En otras palabras, usando un lenguaje más abstracto y filosófico, es la
comprensión directa de la Realidad misma. Incluso podría decirse que esto es lo
que la palabra meditación significa en su sentido más elevado, en términos de
la visión clara. Tal percepción se compone de dos partes. Por un lado es la
comprensión de todo lo condicionado, del mundo o todo lo transitorio, etcétera,
y también es la comprensión de lo Incondicionado, lo que trasciende al mundo,
lo Absoluto, lo Ultimo.
La visión de lo
condicionado consiste en tres aspectos: Primero comprendemos que todas las
cosas condicionadas y mundanas, por naturaleza propia, no pueden ofrecernos
satisfacción real o duradera. Debemos buscar la satisfacción en otra parte;
segundo, comprendemos que todo lo mundano, lo condicionado, lo transitorio es
perecedero, y que por lo tanto no podemos poseerlo para siempre; tercero y
último, comprendemos que lo condicionado solo existe en un nivel relativo y no
en uno absoluto; no posee una realidad permanente última.
Entonces, la
Visión Clara en lo Trascendental consiste, de acuerdo con una de las tantas
formulaciones, en los "cinco conocimientos" o las "cinco
sabidurías". Estos conocimientos no lo son en un sentido ordinario, sino
que van más allá de la esfera intelectual. El primero puede describirse como
"el conocimiento de la totalidad de las cosas", no tanto como la suma
de las diferentes partes sino en su sentido más profundo, a la luz de su
principio unificador. Luego tenemos el conocimiento de todas las cosas mundanas
y trascendentales sin un rastro de distorsión subjetiva. A este conocimiento a
veces se le conoce como "el conocimiento similar a un espejo",
denominado de esta manera porque refleja todo lo que se le presenta tal y como
es, sin subjetividad, ni prejuicio, sin oscurecer la realidad. En tercer lugar,
está el conocimiento de las cosas en su absoluta igualdad e identidad, viendo
una misma Mente en todo y una misma Realidad -Shunyata-. En cuarto
lugar, está el conocimiento de las cosas en su particularidad y su diversidad;
la igualdad absoluta no borra la diversidad absoluta, ni impone desequilibrios,
vemos a las cosas en su unidad absoluta. Finalmente tenemos el conocimiento de
lo que hay que hacer para el beneficio espiritual de otros seres vivientes.
El ultimo de los tres capítulos es:
Capitulo 3 - El Significado de la Comunidad Espiritual
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La Iluminación: El Ideal Del Desarrollo Humano Parte 1
Hoy les presento un libro llamado: La Iluminación: El Ideal Del Desarrollo Humano. El mismo, trata y desarrolla de un modo muy concreto el tema de la iluminación espiritual, me pareció que tiene una perspectiva interesante y clara así que lo comparto. Para los que no puedan conseguir el libro, lo voy a dividir en los tres capítulos que lo conforman, así sera mas fácil leerlo completo además, entre capitulo y capitulo podemos agregar un pequeño espacio de reflexión antes de seguir la lectura... espero les guste.
Capitulo 1 - El Ideal de la Iluminación Humana
Introducción
El ideal mas sublime que puede concebir
el ser humano es el de la Iluminación. El medio, por excelencia, para la
realización de este ideal es la meditación; entendida esta como todos los
métodos que, actuando directamente sobre la mente, desarrollan la conciencia y
transforman la vida humana. La meditación, como todos los métodos para el
desarrollo espiritual, se practica mas satisfactoriamente dentro del ámbito de
la comunidad espiritual; es decir, dentro de una asociación de individuos
unidos por el compromiso común a un ideal, y relacionándose unos con otros
sobre la base de este compromiso.El Ideal de la Iluminación, la Meditación y la Comunidad Espiritual son, entonces, tres temas interrelacionados, que se trataran en este libro.
Cuando un
budista piensa en el Dharma, o lo que en Occidente se conoce como budismo,
generalmente, lo primero que le viene a la mente es la figura del
"Buda", es decir "el Iluminado". Resulta interesante que
aún los que no son budistas se imaginan la figura del Buda, al pensar en el
budismo. Puede que no sepamos nada de las enseñanzas budistas, pero al menos
habremos visto una estatua o una imagen del Buda. Quizás esta estatua o imagen
ya nos sea bastante familiar, y tal vez hasta experimentamos cierta emoción al
contemplarla. Entonces nos preguntamos, ¿qué es lo que representa esta imagen o
figura? Nos muestra un hombre en la plenitud de su vida, bien formado, bien
parecido, sentado en la posición de flor de loto, debajo de un árbol, con sus
ojos cerrados y una suave sonrisa en los labios. La figura nos deja la
impresión de solidez, estabilidad y fortaleza, y al mismo tiempo muestra una
calma absoluta. Sin embargo, lo más encantador de toda la figura es su cara. Esta
refleja algo muy difícil de expresar con palabras. Al detenernos a observar la
faz de esta figura, concentrando en ella toda nuestra atención, notamos que
parece tener vida, parece estar iluminada, y en su luz se refleja una compasión
y sabiduría infinitas, así como una felicidad inefable. Esta es, pues, la
estatua o imagen del "Buda", "el Iluminado". Por lo general
las estatuas o imágenes del Buda, representan a Sidarta Gautama, el Buda
histórico fundador del budismo. Aquel gran maestro hindú que vivió alrededor de
los años 500 antes de Cristo. Sin embargo, la figura o imagen del Buda tiene
además un significado más profundo, más amplio y más simbólico: representa el Ideal
de la Iluminación Humana, tema que vamos a tratar en este capítulo.
La Iluminación Humana
es el objetivo principal del budismo, de hecho su preocupación central; es el
aspecto más básico y fundamental, tanto en la teoría como en la práctica. En
este capítulo trataremos de explicar lo que es la Iluminación, y más
específicamente, lo que significa la Iluminación Humana.
Antes de
adentrarme en la materia, quiero dedicar unos momentos a explorar los
diferentes significados de la palabra Ideal. ¿Qué queremos decir cuando
hablamos del Ideal de la Iluminación Humana? ¿Qué significado tiene aquí la
palabra Ideal? Sin querer repetir definiciones del diccionario, menos aún
entrar en cuestiones metafísicas, lo que nos concierne para el propósito de la
presente discusión, es mas que nada el significado de la palabra
"Ideal" en su uso coloquial y ordinario.
En primer
lugar, el término ideal se usa para denotar el mejor ejemplar imaginable de una
clase determinada. Por ejemplo, en Londres, cada verano hay una exhibición
conocida como la "Exhibición del hogar ideal". Miles, quizás cientos
de miles de personas visitan esta exhibición y se pasean por los diferentes
departamentos donde se exhiben: "cocinas ideales", "baños
ideales", "garajes ideales", "afeitadoras ideales",
"espejos ideales", "neveras ideales", "sillas
ideales",... Así pues, en esta exhibición se pueden encontrar cientos de
artículos diferentes, que se dice son "ideales"; es decir que son los
mejores imaginables en su clase respectiva. Aunque sin duda alguna, los
diferentes promotores tienen ideas diferentes con respecto a cual es el mejor
ejemplar. Se dice que cada uno de estos artículos lleva a cabo una función para
la cual fue diseñado, de la mejor manera posible; y todos estos artículos
juntos, llegan a formar "el hogar ideal", es decir el mejor hogar
imaginable: el hogar donde todo funciona perfectamente, el hogar en el que
todos desearían vivir si tuviesen el dinero suficiente para comprarlo.
De la misma
manera se habla de la esposa ideal, aquella que es una buena cocinera, buena
administradora, que mantiene el hogar ideal en perfecto orden, que lleva a su
esposo al trabajo y que se ríe de sus chistes. También se habla del esposo
ideal, las vacaciones ideales, el clima ideal, el empleo ideal, el jefe ideal,
etcétera. En otras palabras, hablamos de algo que es lo mejor imaginable en su
clase, de algo que lleva a cabo su función perfectamente. Este es el primer uso
de la palabra ideal.
En segundo
lugar, el término "ideal" significa "modelo" o
"patrón", es decir algo que puede tomarse como ejemplo, que se puede
imitar, emular o copiar. Actualmente el uso de la palabra ideal como patrón, es
menos común que el anterior, aunque ambos significados sean parecidos. Se puede
notar claramente que el hogar ideal no es solo el mejor hogar imaginable, sino
que también es el hogar modelo, el patrón a seguir para todos los hogares. Este
segundo significado de la palabra ideal nos da a entender que lo ideal también
implica una especie de comparación entre "lo real" y "lo
ideal". En el ejemplo del hogar ideal, la comparación existe entre el
hogar que tenemos, lo real, y el hogar que desearíamos tener, lo ideal, si
estuviese a nuestro alcance.
Existe además
un tercer uso de la palabra ideal, que distinguiremos con un ejemplo. Si
preguntamos a un amigo qué desearía hacer después de jubilarse, tal vez nos
dirá que desearía irse a una isla tropical, con un clima maravilloso, con
hermosas playas y que desearía permanecer allí el resto de su vida, olvidándose
de todo. Y luego él nos dirá: "Pero en fin, esto es solo un ideal, así que
no lo lograré nunca". En este caso la palabra ideal denota un estado que
es considerado altamente deseable, ciertamente imaginable, que incluso, puede
conocerse muy claramente, pero que al mismo tiempo se le considera, por alguna
razón, imposible de lograr. Estos son pues los tres usos coloquiales de la
palabra ideal.
Al haber
discernido un poco los diferentes significados de la palabra ideal, pasemos
ahora a considerar un punto de suma importancia, y con esto empezaremos a tocar
el tema central de este capítulo. Hemos hablado del hogar ideal y ya todos
sabemos lo que esto significa. Hemos hablado también de la esposa ideal, del
esposo ideal, del empleo ideal... incluso hemos hablado hasta de la batidora
ideal, y sin embargo nos hemos olvidado de lo más importante, nos hemos
olvidado del ser humano, nos hemos olvidado de la persona que usa todos estos
artefactos, de la persona que entra en todas estas relaciones. Cabe preguntar
ahora: ¿qué ha sido del ser humano? Nos hemos olvidado de él, lo que ocurre muy
frecuentemente en medio de las complejidades de la vida moderna. Deberíamos
poder responder a la pregunta de cuál es el ser humano ideal. Todos creemos
saber cual es el tipo de hogar ideal, el tipo de mujer o marido ideal; pero tal
vez nunca hemos llegado a considerar la pregunta ¿cuál es el mejor tipo de ser
humano imaginable? No sólo el mejor miembro de un grupo determinado, el mejor
tipo de ser humano per se, el mejor tipo de persona como persona. Esta pregunta
es de suma importancia, y a nosotros como humanos nos conciernen directamente. Debemos
tratar de responder la pregunta ¿cuál es el ideal de nuestra vida? Para el
budista la respuesta es muy clara, muy sencilla, e incluso categórica: el
hombre ideal es el hombre iluminado, el Buda. Podemos decir que el ideal para
todo el ser humano es la Iluminación, la Budeidad.
Ahora bien,
esta respuesta crea, a su vez, tres preguntas más a las cuales debemos
responder. Primero ¿qué es la Iluminación? Segundo ¿cómo sabemos que este
estado que llamamos Iluminación es el estado ideal para el hombre? Tercero ¿de
dónde proviene este Ideal, dónde se originó? Responderemos una a una estas
preguntas y luego, quizás, tendremos una buena idea, o por lo menos una idea
original de lo que quiere decir el título de este capítulo: "El Ideal de
la Iluminación Humana".
¿Qué es la
Iluminación?
En todas las
tradiciones budistas se afirma que la Iluminación comprende esencialmente tres
cosas. En primer lugar se habla de la Iluminación como un estado de conciencia
clara, pura y radiante. Algunas escuelas afirman que en el estado de conciencia
Iluminada no existe separación entre sujeto y objeto, que no hay "mundo
interior" ni "mundo exterior". Al trascender totalmente "la
dualidad sujeto-objeto", como suele llamarse, la experiencia es un continuo
de conciencia clara, pura y homogénea, que se extiende en todas direcciones.
Además, en este estado de conciencia, se aprehende la Realidad de las cosas tal
y como son, no como objetos percibidos a través de los sentidos sino penetrando
su esencia Trascendental. Por esta razón, se dice que la Iluminación es la
"Conciencia de la Realidad", un estado de Conocimiento Superior. Pero
ese "Conocimiento" no debe confundirse con el saber ordinario que
está dentro del marco dualístico sujeto-objeto, derivado de la percepción a
través de los sentidos y de la razón. La Iluminación es un estado de visión
espiritual directa, intuitiva, sin intermediarios, sin intelectualización; en
el cual todo se concibe clara, directa e intensamente. Es un estado de visión
Trascendental, libre de toda ignorancia y puntos de vista erróneos; libre de
todas esas formas habituales de pensamientos parcializados, negativos,
distorsionados y oscuros, libre de todo prejuicio y de todo tipo de
condicionamiento mental. Así, podemos decir, a manera de resumen, que en primer
lugar la Iluminación es un estado de conciencia clara y pura, un estado de
Visión Espiritual directa, un estado de Conocimiento Superior. En segundo
lugar, pero no menos importante, se encuentra el hecho de que se dice que la
Iluminación es un estado de "Amor-Compasión" intenso profundo y
desbordado, a veces comparado con el amor de una madre por su único hijo. Por
ejemplo, en el Mettasutta (Sutta sobre el Amor Universal), un texto muy
conocido y apreciado, el Buda nos dice: "Así como una madre protege a su
único hijo, aún a costa de su propia vida, así, debemos desarrollar en nuestro
corazón un amor que incluya a todo ser viviente". Este es el sentimiento,
esta es la actitud que debemos cultivar. Cabe notar que el Buda no habla solo
de seres humanos, sino de todo ser viviente, de todo ser sensitivo, todo ser
que se mueve. El corazón de la persona Iluminada está lleno de ese tipo de
"Compasión" infinita. Además, las tradiciones budistas nos dicen que
esta compasión consiste en un deseo urgente y muy profundo por el bienestar, la
felicidad y el desarrollo de todos los seres; un deseo de que todo crezca y se
desarrolle, y que finalmente logre alcanzar la Iluminación. Es, pues, esta
Compasión infinita, desbordada y que se extiende a todos los seres, el segundo aspecto
del estado de Iluminación. En tercer lugar, se dice que la Iluminación es un
estado de energía mental y espiritual inagotable e inconmensurable. Una
ilustración muy concreta de esto podemos encontrarla en la vida de Sidarta
Gautama, el Buda. Como se sabe, Sidarta Gautama alcanzó la Iluminación a los 35
años, dedicándose luego a enseñar y comunicar su sabiduría hasta los 80 años, a
pesar de que su cuerpo físico se debilitó mucho con la vejez. En una ocasión
oímos al Buda decir: "mi cuerpo es como una carreta vieja, toda rota y que
ha sido remendada muchas veces; que a duras penas se mantiene andando, sujetada
con pedazos de alambre. Pero a pesar de todo, mi mente es tan vigorosa como
siempre. Aunque mi cuerpo esté decrépito y tengan que llevarme en hombros de un
lugar a otro, todavía puedo enseñar a todo aquel que acuda a mí, todavía puedo
responder vuestras preguntas. Mi vigor intelectual y espiritual no ha
disminuido a pesar del estado tan débil de mi cuerpo". Aquí podemos ver
que el estado de Iluminación se caracteriza, además, por un dinamismo
inagotable. Se dice entonces, que la Iluminación es un estado de energía
inagotable y de espontaneidad absoluta, que se vuelcan continuamente en una
acción creativa ininterrumpida. La Iluminación es, pues, un estado de perfecta
libertad, ausente de toda clase de limitación subjetiva.
Esto es lo que
se entiende por Iluminación en las tradiciones budistas. Ahora bien, cabe
preguntar ¿hasta qué punto puede describirse de esta manera el estado de la
Iluminación? ¿Hasta que punto pueden enumerarse sus diferentes aspectos? El
estado de Iluminación en realidad puede describirse con mayor exactitud de una
manera dinámica; así podemos decir que su aspecto de conocimiento superior pasa
a ser Amor y Compasión que se transforman en Energía espontánea y creativa;
esta a su vez se transforma en conocimiento superior, y así sucesivamente. En
realidad no podemos aislar un aspecto del otro. Sin embargo en las tradiciones
budistas encontramos estas descripciones ordenadas debido a que resultan muy
útiles para enseñar; y aunque aparezcan bajo conceptos, nos ayudan a apreciar,
por lo menos un poco, lo que es la Iluminación. Si después de este contacto
inicial queremos profundizar nuestro conocimiento acerca de la Iluminación,
tendremos que leer las descripciones más poéticas y extensas, que provienen
preferentemente de las escrituras budistas, y tendremos, además, que comenzar a
practicar la meditación, para así tratar de vislumbrar ese estado sublime en
nuestra propia experiencia meditativa. Así, cuando en el budismo hablamos de la
Iluminación, nos referimos a este estado de Conocimiento Superior, Amor,
Compasión y Energía.
¿Cómo
sabemos que la iluminación es el ideal para el ser humano?
Antes de
intentar responder a esta pregunta debemos distinguir dos tipos de
"ideal". Puesto que no hay términos precisos que les correspondan,
nosotros les llamaremos "Ideales naturales" e "Ideales
artificiales". Un ideal natural es aquel que corresponde a la naturaleza
del ser, mientras que el ideal artificial se impone desde fuera, de una manera
artificial. Así, volviendo a lo dicho sobre "el hogar ideal" notamos
que por más lujoso, conveniente y hermoso que éste sea, no resultaría ideal
para un inválido en silla de ruedas si tuviera escaleras en su interior. Tanto
como la vida de Henry Ford no sería ideal para alguien con temperamento de
artista. Estos dos son ejemplos de ideales artificiales.
De acuerdo con
esta distinción podemos decir que el Ideal de la Iluminación no es un ideal
artificial, porque para el humano éste no es una imposición arbitraria externa,
sino que corresponde con su propia naturaleza. Aún más, podemos afirmar que el
ideal de la Iluminación es "El Ideal" natural para el ser humano,
porque éste corresponde tanto a su naturaleza intrínseca como a sus necesidades
más profundas. Esto lo podemos explicar de dos maneras; hemos hablado de la
Iluminación, la que aún al ser entendida de un modo intelectual, puede
parecernos un estado bastante remoto y algo muy lejano a nuestra experiencia. Sin
embargo, al fijarnos un poco podemos encontrar esas cualidades que constituyen
el estado de la Iluminación en el ser humano. Así que estas cualidades no son
completamente ajenas al hombre, sino más bien naturales, es decir, intrínsecas
a su naturaleza humana. En cada hombre, mujer y aún en cada niño hay elementos
del conocimiento de la Realidad por muy remoto y lejano que éste sea;
experimentamos esos sentimientos de Amor y Compasión, por limitados y
exclusivos que sean, así como cierta energía por poca y vulgar que sea. Todas
estas cualidades se encuentran en el ser humano en cierto grado; y de hecho,
son las cualidades que lo distinguen de los animales. En el estado de
Iluminación estas cualidades humanas están desarrolladas completa y
perfectamente, en un grado que es difícil de imaginar. Entonces, el que el ser
humano posea las semillas de las cualidades que constituyen la Iluminación crea
una afinidad natural con el Ideal por alcanzar este estado, y que al
encontrarlo pueda responder positivamente. Por esta razón, aunque se nos hable
de la Iluminación en términos muy elevados y sublimes, tales como Conocimiento
Absoluto, Visión de la Realidad, Amor y Compasión Infinitos hacia todos los
seres, estos términos no nos resultan totalmente ajenos y sin sentido.
Experimentamos cierta emoción hacia el Ideal de la Iluminación porque las
semillas se encuentran en nosotros, en nuestra propia experiencia; así podemos
responder positivamente al encontrarlo, en cualquier momento aún bajo formas
distorsionadas.
También podemos
ver que la Iluminación es el Ideal natural para el hombre porque, al fin y al
cabo, esto es lo único que puede darle plena satisfacción, lo único que puede
hacerlo completamente feliz. Aunque disfrutemos todos los placeres del mundo y
poseamos todas las riquezas materiales, siempre habrá un vacío en nuestros
corazones. En las tradiciones budistas esto se conoce como dukkha o
sufrimiento. Hay tres tipos de dukkha: el primero es simplemente el
sufrimiento que es sufrimiento, es decir el que experimentamos por medio de una
herida física o mental; el segundo tipo de dukkha es el sufrimiento que
resulta del cambio y la transformación de las cosas, debido a nuestro apego a
los objetos que nos proporcionan placer; el tercer tipo de dukkha es el
sufrimiento de todo lo que es la existencia condicionada, es decir el
sufrimiento que experimentamos porque no hemos alcanzado la Iluminación. Aunque
hayamos logrado obtener y conservar el éxito y las riquezas, que nos
proporcionan placer, todavía nos quedará un rincón vacío en nuestros corazones,
que sólo se llenará cuando logremos alcanzar el estado de Iluminación. De igual
forma, podemos ver que el ideal natural para el ser humano es la Iluminación,
porque el ser humano verdadero, el individuo genuino, en el fondo, nunca se
sentirá satisfecho con nada que no sea el estado de la Iluminación. Si
adoptamos el lenguaje teísta de San Agustín podemos decir: "Tú nos has
hecho para ti y nuestros corazones estarán ansiosos hasta encontrar descanso en
ti".
¿De dónde
proviene el Ideal de la Iluminación?
El ideal de
iluminación tiene sus orígenes en la vida misma, en la historia humana; y de
hecho no podría venir de ninguna otra fuente. Evidentemente, el ideal del ser
humano debe nacer de sí mismo. Si miramos el pasado y examinamos nuestra
historia podremos distinguir varios personajes que alcanzaron el estado de
Iluminación, que cruzaron el abismo entre lo real y lo ideal. Personajes que
lograron desarrollar completamente esas facultades espirituales, que en la
mayoría de las personas se encuentran en "forma germinal". En nuestra
historia podemos encontrar ejemplos de individuos, que han sido en vida la
perfecta personificación del ideal de la Iluminación. En particular, al
examinar la historia oriental -la historia de la India- notamos la figura del
Buda. Vemos la figura de un joven hindú, quien, hace unos 2,500 años, alcanzó
el estado de Iluminación o Bodhi, como se le conoce en las escrituras
budistas, y que significa "Conocimiento" o "Despertar". El
fue quien, después de alcanzar la Iluminación, inició la gran revolución, la
gran tradición espiritual que ahora conocemos como budismo.
A estas alturas
me gustaría aclarar ciertos malentendidos que existen con relación al Buda y al
budismo. Al comienzo he dicho que aún muchas personas que no son budistas
conocen, por lo menos, la imagen del Buda, y que tal vez ésta ya les resulte
bastante familiar. Sin embargo, el que se haya visto la figura muchas veces no
implica que se sepa claramente lo que ella representa. Hay muchos que conocen
la figura del Buda sin saber quien o que fue; de hecho, ha habido mucha
confusión y graves malentendidos con respecto al Buda. Existen dos tipos de
opinión errónea, que merecen nuestra atención: la primera nos dice que el Buda
fue un hombre común y la segunda que el Buda fue un Dios. Ambos malentendidos
provienen de un tipo de enfoque cristiano o al menos teísta; es decir, en donde
se concibe la existencia de un Dios personal, un ser Supremo Creador del
Universo, que gobierna todo con su providencia.
En todo el
cristianismo ortodoxo, como sabemos, Dios y el hombre son dos seres totalmente
diferentes; Dios se encuentra allá arriba, en tanto que el hombre está aquí
abajo, y entre ellos existe un abismo insuperable. Dios es el creador, ha
creado al hombre del polvo para llevarlo a la existencia. Según ciertas
versiones, el hombre ha sido creado de una manera muy similar a la forma que
crea una vasija el alfarero. Además, Dios es puro, Dios es sagrado, sin pecado;
por el contrario el hombre es pecador y nunca podrá llegar a ser como Dios;
esto sería absurdo para el cristiano ortodoxo. Incluso Dios no puede llegar a
ser hombre, con la única excepción de Jesucristo, que en el cristianismo, es la
encarnación misma de Dios. Entonces, desde el punto de vista cristiano, solo
existen tres categorías para distinguir a los seres: Dios, el hombre -es decir
el hombre pecador- y Jesucristo -la encarnación de Dios-. Ahora bien, ¿en qué
categoría está el Buda? ¿Cómo aplica su criterio el cristiano ortodoxo al
encontrarse con el Buda? Evidentemente para el cristiano ortodoxo el Buda no
puede ser Dios, ya que para él, Dios hay solo uno; tampoco puede ser una
encarnación de Dios, porque Dios se encarnó sólo una vez para que naciera
Jesucristo. Así que solamente queda una alternativa: la del hombre. Por lo
tanto el cristiano ortodoxo al enfrentarse con el Buda, lo considera como un
hombre normal, esencialmente igual que todos; tal vez, mejor que la mayoría.
Pero por más bueno que haya sido se le sigue considerando inferior a Dios y a
Jesucristo. Entonces este es el primer malentendido con el Buda.
Pasemos ahora a
examinar el segundo, que se deriva del primero. Los eruditos cristianos
sostienen que aunque el Buda haya sido tan solo un hombre ordinario, sus
seguidores lo convirtieron en un Dios. A veces pueden hasta encontrarse libros
en la época moderna, donde se afirma que el Buda fue deificado por sus
seguidores después de su muerte. Nos dicen que esto lo indica el hecho de que
los budistas veneran al Buda, y evidentemente, sólo puede venerarse a un Dios.
Para el cristiano venerar a alguien o a algo implica convertirlo en un Dios.
Ahora bien,
ambos malentendidos se resuelven muy fácilmente. Lo único que tenemos que hacer
es librarnos de nuestro condicionamiento cristiano que afecta, al menos
inconscientemente, hasta a aquellos que ya no se consideran cristianos. Tenemos
que abandonar esa tendencia de ver al Buda desde puntos de vista que no son
budistas. Debemos recordar que el budismo es una tradición atea, es decir, que
no concibe la existencia de un supremo ser creador del universo; de hecho, la
tradición budista desmiente abiertamente la existencia de tal ser. De hecho el
Buda consideró que la creencia de un Dios personal era un obstáculo para la
vida espiritual.
Veamos ahora las
siguientes cuestiones: ¿quién o qué fue el Buda? ¿Cuál es la actitud de los
budistas hacia él? ¿Cómo se vio el Buda a sí mismo? En primer lugar, el Buda
fue un hombre, un ser humano, pero no un ser humano ordinario sino un hombre
Iluminado. Un hombre que llego a ser en vida la personificación del
Conocimiento perfecto, el Amor y Compasión infinitos y la Energía inagotable.
Pero él no nació siendo un hombre extraordinario, alcanzó la Iluminación como
resultado de su propio esfuerzo, desarrollando al máximo su potencial, que tan
solo era una semilla. De modo que el budismo reconoce dos categorías de seres
humanos: un ser humano ordinario y un ser humano Iluminado. Ahora bien, aunque
la distancia entre ellos no sea insuperable como lo es entre Dios y la persona,
para el cristiano, es una distancia enorme y para atravesarla se requiere de un
esfuerzo tremendo. De hecho hay budistas que creen que para alcanzar la
Iluminación es necesario mantener un esfuerzo constante a través de toda una
sucesión de vidas, ya sea en la tierra o en otros planos superiores de la
existencia. Por esta razón se considera que el hombre Iluminado pertenece a una
categoría de ser independiente. Desde el punto de vista budista, el ser
Iluminado es el ser más sublime de todo el universo, más aún que los dioses, y
por esta razón se le venera. Se le venera en agradecimiento por habernos
indicado el camino, por habernos dado el ejemplo, por habernos demostrado lo
que es posible, lo que nosotros también podemos llegar a ser. En otras palabras,
el Buda es venerado no como Dios, sino como maestro, como Ser Ejemplar, y como
Guía.
Cabe notar que
Gautama Buda es muchas veces llamado Lokajyestha. En Occidente Gautama
Buda se conoce simplemente como Buda, no obstante en Oriente hay una serie de
títulos con que puede aludírsele. Entonces al Buda se le conoce también como Tathagata,
Bhagavan, Arahant, Lokajyestha, etcétera. El término Lokajyestha
quiere decir hermano mayor del mundo o hermano mayor de la humanidad. El Buda
es llamado Lokajyestha porque, espiritualmente, fue el primero en nacer.
En las escrituras budistas a veces se presenta al Buda diciéndole a sus
discípulos: "vosotros sois mis verdaderos hijos, nacidos de mi boca,
nacidos de las Enseñanzas; herederos de riquezas espirituales, no herederos de
cosas mundanas". En otras ocasiones en la Vinaya Pitaka, o Cesta de
la Disciplina, se compara al Buda con el primer pollo que emerge en un nido de
huevos. Este, al nacer, comienza a picotear las cáscaras de los otros huevos,
ayudando a los otros pollos a terminar de nacer. Así, nos dicen, es el Buda el
primero en salir de la cáscara de la ignorancia, la cáscara de la ceguera y
oscuridad espiritual, despertándonos con sus Enseñanzas y ayudándonos a
surgir.
De todo lo
anterior podemos deducir la concepción budista del ser Iluminado. El Buda
pertenece a una categoría de ser para la que no tenemos equivalente en el
pensamiento o en las tradiciones religiosas occidentales. No es ni Dios, ni
hombre en el sentido cristiano, ni siquiera hombre sin Dios; es decir hombre
por sí mismo. El Buda es una categoría de ser entre Dios y el hombre, y al
mismo tiempo superior a ambos.
Quizás podremos
entender mejor lo que es el ser Iluminado desde el punto de vista del proceso
evolutivo. El hombre es un animal, pero no un animal ordinario. Digamos que es,
por falta de términos más apropiados, un animal racional. El hombre representa
una nueva especie, una nueva mutación, una nueva categoría de ser: es un
animal, pero al mismo tiempo mucho más que un animal, es un ser humano. De la
misma manera, un Buda es un ser humano, pero no uno ordinario, un Buda es un
ser humano Iluminado. El también representa una nueva especie, una nueva
mutación, una nueva categoría de ser; es un ser humano, pero al mismo tiempo
infinitamente más que un ser humano, es un ser humano Iluminado, un Buda.
Así, pasamos
ahora a los malentendidos que hay con respecto al budismo. Estos, como es de
esperar se encuentran muy relacionados con ideas erróneas sobre el Buda. Dado
que el budismo es una religión atea, no puede considerársele realmente una
religión, en el sentido occidental. Hay muchas personas que encuentran
dificultad para entender esto porque siempre han considerado el budismo como
una religión. Tal vez lo han visto concebido de estos modos en una enciclopedia
o en la televisión, y sin duda se adhieren a la vaga idea de que
"religión" significa creer en Dios. Por lo tanto piensan que el
budismo "debe" profesar una creencia en Dios. Pero esto no es mas que
un pensamiento confuso. Algunos piensan que el Budismo debe tener un Dios en
alguna parte, y se esfuerzan exageradamente por encontrarlo; además acusan al
budista de haberlo extraviado o perdido, y hasta de estar escondiéndolo.
Entonces, si el
budismo no es una religión en el sentido cristiano ¿qué es? Podemos responder a
esta pregunta volviendo a nuestra distinción entre lo real y lo ideal, entre el
ser humano ordinario y el ser humano Iluminado. El budismo, o lo que se conoce
tradicionalmente como Dharma, es todo aquello que nos ayuda a transformar lo
real en lo ideal, es todo aquello que nos ayuda a reducir el abismo que existe
entre el estado de la ignorancia y el estado de la Iluminación. Dicho de otra
manera, el budismo es todo aquello que nos ayuda a desarrollarnos, todo lo que
nos ayuda a madurar. Por esta razón, vemos al Buda diciéndole a Mahaprajapati
Gautami, su tía y madre adoptiva, que "Toda enseñanza que conduzca a
erradicar las pasiones, al desapego, a disminuir las riquezas mundanas, a la
frugalidad, a estar contento, a la soledad, a más energía, al deleite en todo
lo bueno; puedes estar segura que estas enseñanzas son las mismas que las del
Buda". De modo que el criterio no es nada teórico sino mas bien práctico.
En el curso de su larga historia, el budismo ha creado muchas y muy variadas
filosofías, instituciones y métodos; todo con el solo propósito de asistir al
ser humano individual en su desarrollo, desde el estado ordinario hasta el
estado del ser humano Iluminado o Buda.
Concluimos de
este modo como empezamos: con la figura del Buda sentado bajo el "árbol
Bodhi", a escasas semanas de su gran despertar. Según una de las versiones
más antiguas, en aquel momento el Buda extendió la mirada sobre el mundo, sobre
toda la humanidad, no con su visión material, sino con lo que llaman su
"visión espiritual". Y al mirar de esta manera, vio la humanidad como
un lecho de flores de loto sobre un lago, algunas estaban sumergidas en el
lodo, mientras que otras apenas emergían y otras estaban completamente fuera
del agua. En otras palabras el Buda vio esas flores, los seres humanos, como
seres en diferentes etapas de crecimiento, en diferentes etapas de desarrollo.
Podemos decir que de esta forma el budismo ha visto a la humanidad desde
entonces: como un lecho de plantas capaces de producir brotes, como brotes
capaces de producir capullos, como capullos capaces de convertirse en flores,
en flores de loto, y más aún, capaces de convertirse en la flor de loto de mil
pétalos. Sin embargo para que los seres humanos crezcan y se desarrollen
necesitan de un guía; su crecimiento no puede efectuarse inconscientemente,
como en el caso de las plantas: los seres humanos sólo pueden crecer por medio
de un esfuerzo consciente. De hecho, podríamos decir que para los seres humanos
el crecimiento implica el desarrollo de la conciencia. Por esta razón el humano
necesita un ideal. No un ideal de su ser parcial, ni un ideal que solo tome en
cuenta ciertas relaciones con la vida, sino un ideal para sí mismo, como ser
humano. Además, este ideal ha de ser un ideal natural, no uno artificial; no
puede imponérsele desde el exterior, sino que debe encontrarse implícito en su
propia naturaleza, en las profundidades mismas de su ser. Debe ser un ideal
que, de hecho, represente la culminación del desarrollo de su potencial, en el más
amplio y profundo sentido. Este es, por lo tanto, el ideal que he tratado de
comunicarles, el Ideal de la Iluminación Humana.
No obstante,
debemos reconocer que en la actualidad hay muchas personas que no creen en
ideales, y menos aún en ideales espirituales. Hay muchos que no creen en la
posibilidad de transformar lo real en lo ideal. En cambio, en la tradición
budista no se duda de esta posibilidad; en el budismo se tiene fe en los
ideales, se tiene fe en el ideal espiritual, el Ideal de la Iluminación Humana.
Y se tiene fe en este ideal porque se tiene fe en el ser humano, en su
potencial creativo. Y debido a esto se le pide que tenga fe en sí mismo, no se
le exige que crea en el budismo, mas bien se le pide que tome el Ideal de la
Iluminación Humana como una hipótesis práctica. En el budismo se le pide que
experimente, que pruebe por sí mismo.
Los capítulos siguientes son:
Capitulo 2 - ¿Qué es la Meditación?
Capitulo 3 - El Significado de la Comunidad Espiritual
(Este libro digital ha sido descargado de http://www.librosbudistas.com/)
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